¿Cómo cuidar mi cuerpo?, la mejor orientación y mucho más

«Estoy viviendo muchos cambios y no sé cómo cuidar mi cuerpo» . Si este es tu pensamiento recurrente, o el de tu hijo, no te preocupes, es algo normal. La adolescencia es una etapa complicada dentro del desarrollo de las personas. Suceden cambios hormonales, emocionales e intelectuales. Sigue leyendo para saber cómo puedes cuidar mejor de tu cuerpo en esta fase del crecimiento.

cómo cuidar mi cuerpo

Aprendo de mis padres cómo cuidar mi cuerpo

Dicen que el ejemplo enseña más que las palabras. Si los padres tienen coherencia entre sus acciones y sus palabras, lograrán que sus hijos actúen bajo el mismo patrón. Así, si un padre le dice a su hijo que debe bañarse a diario y él también lo hace, estará reforzando la consigna.

Tanto los padres, como los demás miembros de la familia deberían actuar manteniendo la consonancia entre los hábitos y costumbres, así como con lo que dicen. Si los adultos demuestran que cuidan, valoran y aman sus cuerpos y su salud, serán los garantes de que los niños también lo hagan.

Sin embargo, esto no siempre pasa. A veces los padres no tienen los mejores hábitos. Por otro lado, hay niños y adolescentes que de verdad prefieren un estilo de vida más saludable. Si este es tu caso, aquí te explicamos los aspectos que debes tomar en cuenta, si eres de los que siempre se pregunta “¿cómo cuidar mi cuerpo?”.

Conozco los tipos de salud para saber cómo cuidar mi cuerpo

La salud está entendida a nivel general como la falta de enfermedad. No obstante, esto implica muchas cosas y no sólo al cuerpo físico. Una persona puede sentirse muy bien físicamente, pero estar atravesando una depresión, y eso no es saludable.

Aquí mencionamos diferentes categorías de la salud: física, mental, conductual y emocional, para que aprendas a diferenciarlas y cuidarlas.

Cuido mi salud física

Así puedes cuidar del bienestar de tu cuerpo:

Higiene: el baño diario es muy importante para limpiar el cuerpo del sudor y la suciedad que se acumulan durante el día. La higiene también implica el cuidado bucal, cepillando tus dientes después de cada comida.

De esta manera mantendrás un aliento fresco y evitarás el surgimiento de caries y enfermedades en las encías. Lo mejor es que estas prácticas se conviertan en hábitos desde los primeros años de vida.

Hacer ejercicio: la actividad física constante es fundamental en el crecimiento del niño y en el desarrollo del adolescente. Desde el estiramiento hasta los ejercicios de motricidad y los deportes, son de gran importancia. Fíjate en estos ejercicios de motricidad gruesa para niños de 7 a 8 años.

Alimentación balanceada: si tu dieta es saludable, lo notarás en tu cuerpo y en tu estado de ánimo. ¿Cómo cuidar mi cuerpo con la alimentación? Fácil. Evitando el consumo de gaseosas, comida chatarra y dulces, prefiriendo frutas y combinando de forma adecuada las proteínas, carbohidratos y lípidos en tu plato. Puedes dejar las hamburguesas y gaseosas para el fin de semana.

Cuidar el peso: esto está muy relacionado con el ejercicio y la alimentación. También hay cierto componente genético. El hecho es que si procuras mantener un peso saludable, de acuerdo a tu estatura y edad, tienes más probabilidades de continuar con este hábito durante la adultez y así evitar enfermedades asociadas con la obesidad o, por el contrario, la anorexia y la bulimia.

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Dormir bien: si cuidarte con la alimentación está sencillo, esto lo es más todavía. Además, ¿a quién no le gusta dormir?. Seguramente estarás pensando “necesito saber cómo cuidar mi cuerpo mientras duermo”. Pues sólo debes dormir un promedio de 8 a 9 horas durante la noche.

También puedes hacer pequeñas siestas en el día, si lo prefieres. Pero es que el sueño tiene mucha importancia en el desarrollo y el crecimiento de los niños y adolescentes. Por si fuera poco, si duermes bien, tendrás mejor concentración y desempeño en tus actividades.

Vacunarse: esto forma parte del cuidado integral de tu salud, pues las vacunas ayudan a prevenir muchas enfermedades. Hay vacunas que te las colocan cuando eres bebé y no necesitan más refuerzos, pero hay otras que es conveniente aplicarlas anualmente, por ejemplo, la vacuna contra la gripe. Esto es algo que debes conversar con tus padres o representantes, para que sepas cuáles vacunas tienes y cuáles deberías reforzar.

Usar protector solar: cuando no están acostumbrados, los niños suelen ignorar este paso de su cuidado. Resulta que la piel de los pequeños es mucho más sensible que la de los adultos y si se exponen demasiado al sol sin tener precauciones, puede haber consecuencias desagradables.

La exposición prolongada al sol sin el uso de bloqueadores solares, puede ser un factor de riesgo al desarrollar cáncer de piel en un futuro.

Escuchar música a volumen moderado: amas esa canción y no puedes dejar de escucharla con tus audífonos al máximo volumen. Pero esto puede ser muy perjudicial a la larga para tu sentido de la audición. Es mejor que utilices cornetas y moderes el volumen, de manera que no fuerces ni tus cuerdas vocales ni tus canales auditivos.

Pasar tiempo al aire libre: ya sea para jugar, hacer deporte o simplemente pasear, es bueno que dediques un rato a alejarte de la computadora y el televisor. Afuera podrás disfrutar del clima y probablemente compartir con otras personas del entorno, o jugando con tu mascota.

Cuida tu postura: los padres siempre insisten a sus hijos en que caminen erguidos y se sienten adecuadamente. Y esto tiene una razón de ser. Las malas posturas al sentarse, caminar o estar de pie, pueden derivar en enfermedades de la columna o los músculos con el paso del tiempo.

No excedas el peso de tu mochila: así como el cuidado de la postura, el peso que levantes siempre debe estar bien distribuido. Debes preferir las mochilas con tiras gruesas y anchas, para que no lastimen tus hombros. Tampoco deben quedar tan debajo de tu espalda, porque lo ideal es que el peso, sin ser demasiado, esté lo más cerca posible de tu cuerpo, para evitar lesiones.

Curar las heridas: siempre debes tener a la mano en casa un botiquín de primeros auxilios, para poder dar atención primaria a las heridas que puedas tener al jugar o por accidentes. Tus padres deben indicarte dónde está ese botiquín y enseñarte a aplicar vendas o limpiar una raspadura. Obviamente esto es un proceso que debe ser siempre supervisado por un adulto y que depende también de la edad del niño.

Cuido mi salud mental

Tu salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y el equilibrio que tienes con tu entorno y tus relaciones.

Manejo del estrés: A medida que vas creciendo, te sientes más expuesto a situaciones que no siempre sabes cómo manejar y te generan una sensación incómoda, eso es estrés. Lamentablemente, esto es inevitable, pero puedes aprender a manejarlo de diferentes maneras, para mantener la calma en los momentos de tensión. Para ello es muy recomendable que hables con un psicólogo.

Ser buen estudiante: si estudias y alcanzas un buen desempeño escolar, sin duda tu salud mental estará mucho mejor y tendrás mejor autoestima.

Buena relación con tus padres: ¿cómo cuidar mi cuerpo puede tener algo que ver con mis padres? Pues porque parte de la salud mental en los adolescentes está muy vinculada a la interacción que hay con los padres, representantes o demás familiares.

Es normal que durante la adolescencia haya muchas opiniones contrarias entre ambas partes, pero al final, tus padres sólo quieren lo mejor para ti. Trata de practicar la empatía con ellos y verás cómo mejora la relación.

No quieras abarcarlo todo: es muy importante que establezcas un buen equilibrio entre todas tus actividades. Las prioridades deberían ser la escuela, la vida social y familiar y la recreación o tal vez trabajo, si es tu caso. Intentar hacer más de lo que realmente puedes, sólo te causará más estrés y agotamiento.

Cuido mis sentimientos y salud emocional

Tu capacidad de sentirte bien contigo mismo es fundamental para un sano desarrollo. Así lo puedes lograr:

Presta atención a tus pensamientos y sentimientos: ¿Cómo cuidar mi cuerpo de las enfermedades mentales? Prestando atención a las sensaciones de ansiedad o depresión., pérdida de interés en cosas que antes te interesaban, falta de apetito, cansancio extremo y sin razón aparente, cambios de autoestima y personalidad.

Tus sentimientos y pensamientos pueden ser tus mejores amigos o tus peores enemigos. No los subestimes y busca ayuda profesional y de tus padres si sientes que algo no anda bien.

Acéptate como eres: valora tu cuerpo y tu imagen. Si consideras que hay algo que puedas mejorar, como un corte de cabello o vestuario, convérsalo con tus padres y pídeles apoyo. Tus amigos también podrían ayudarte.

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Evitar el acoso: tanto si eres víctima, como si eres el acosador, es necesario parar con esta conducta. Tus padres, profesores o un psicólogo podrían ayudarte a superarlo.

No dudar en pedir ayuda: sin importar cual sea la situación que estés viviendo, si te afecta y te genera malestar, debes buscar ayuda. Los padres deben ser la primera opción, pero si no es posible hablar con ellos, busca a algún profesor u otro familiar de confianza. No esperes a tener sentimientos más negativos, pues podrías terminar cometiendo un gran error.

Aprendo cómo cuidar mi cuerpo y mi conducta

La forma en la que piensas y actúas en cada situación, influye directamente en tu bienestar general.

Evitar el consumo o abuso de sustancias tóxicas: aquí hablamos del alcohol, drogas y medicamentos que no te hayan sido asignados por un médico, así como el tabaco y el cigarrillo.

Ser responsable al conducir: recuerda utilizar siempre el cinturón de seguridad y exigirlo a las demás personas que vayan en el auto contigo. Si notas que el conductor ha estado bebiendo alcohol, evita en lo posible viajar en ese auto. Igualmente recuerda usar el casco si vas en bicicleta o moto.

Evita la violencia: procura alejarte de situaciones o personas que puedan volverse violentas en algún momento, pues podrías verte involucrado y salir lastimado.

Abstinencia sexual o sexo seguro: es importante que desde pequeños, se les vaya inculcando a los niños la importancia de cuidar su propio cuerpo y rechazar prácticas para las que todavía no están preparados.

En el caso de adolescentes que ya mantengan relaciones sexuales, la prioridad debe ser utilizar métodos anticonceptivos y de barrera, para evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. Puedes ver acá una lista de métodos anticonceptivos.

Voy al médico para saber cómo cuidar mi cuerpo

Una visita periódica al médico pediatra te ayudará a descartar cualquier anomalía en tu cuerpo. También te puede dar algunos consejos para mejorar otros aspectos de tu salud en general, luego de realizar las evaluaciones pertinentes.

Lo recomendado es que tengas una o dos visitas anuales al médico, para hacerte un chequeo completo. Estas visitas pueden ser más frecuentes si presentas alguna enfermedad o condición especial. Normalmente estas revisiones se realizan en presencia del padre o representante, pero también dedican un momento a solas entre el doctor y el adolescente.

Toma en cuenta que tú decides si prefieres estar acompañado de un adulto siempre, o si te sientes más cómodo hablando en privado con el especialista. La ética del médico siempre va a mantener la confidencialidad de la consulta, a menos que exista una condición médica que requiera el conocimiento de la familia.

¿Qué va a revisar el médico en el chequeo?

A diferencia de una consulta pediátrica, en la consulta del adolescente, a éste se la da un trato preferencial. Ya tiene edad y comprensión mayor para entender muchas de las cosas que suceden en su cuerpo y su mente. Le realizará una serie de preguntas, que pueden ser respondidas en presencia del representante o no.

Normalmente, una revisión médica de adolescentes conlleva el estudio de las glándulas mamarias, tanto en hembras como en varones. Un chequeo de la vista, la respiración, los reflejos y la flexibilidad, la postura corporal, la piel y finalmente, los genitales.

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En el caso de las niñas y púberes, suele recomendarse la primera consulta ginecológica, para realizar un examen pélvico y de senos. Por el contrario, a los varones se les pide u examen de testículos, para descartar la formación de tumores o hernias.

El médico siempre va a describir lo que está realizando y por qué lo hace. Igualmente, esto le permitirá saber si hay dolor o molestia en alguna de las partes del cuerpo que está evaluando.

Preguntas que puedo hacerle al médico

Con total confianza, puedes preguntar lo siguiente:

  • ¿Cómo cuidar mi cuerpo?
  • ¿Cómo puedo estar más saludable?
  • ¿Tengo riesgo de padecer alguna enfermedad?
  • ¿Con quién puedo hablar sobre determinada situación?
  • ¿Dónde puedo encontrar ayuda si soy víctima de abuso?

Estas y más preguntas te las puede responder un médico. Recuerda que la consulta es confidencial y puedes confiar en que te dará las respuestas adecuadas para tus interrogantes y tu edad.

Finalmente, no olvides que tu salud debe ser prioridad. Sólo tienes un cuerpo y debes cuidarlo lo mejor que puedas. Es tu derecho. Es más, aquí te dejamos más información para que conozcas todo sobre el derecho a la salud de los niños.

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