Fábulas, Narraciones Mágicas que Dejan Enseñanzas y Más

En el artículo de hoy, te explicaremos todo lo que debes saber sobre las fábulas: ¿Qué son? ¿Para qué sirven? ¿Por qué se utilizan tanto con los niños?, sus características, entre muchas cosas más. Te ayudaremos a sumergirte en este interesante mundo y saber cómo hacer uso de las fábulas para educar a tus hijos.

FÁBULAS

¿Qué es una Fábula?

Las fábulas consisten en narraciones o historias muy cortas, que se suelen hacer en verso o prosa; donde los personajes principales son en la mayoría de los casos objetos inanimados o animales, los cuales presentan características y conductas humanas. Dicho de manera más sencilla, las fábulas son todas aquellas historias donde se humaniza a un animal u objeto. De manera que podemos tener a un perro hablando como ser humano o a una tetera bailando con un violín.

Debido a lo corto de su narración, las fábulas suelen enfocarse en una sola historia o anécdota, que además dirige al lector a un aprendizaje. Por ende, implica una intención ética (que suele ser universal) y conlleva una redacción didáctica. Es decir, tienen moraleja. Estos aprendizajes se suelen evocar al final de la historia, aunque es posible pero extraño, encontrar algunas moralejas al inicio.

Para algunos autores, las fábulas poseen un alto contenido cultural, ya que son utilizadas para hacer críticas a nivel local o nacional de costumbres y conductas que abundan en una región determinada. Aunque por lo general, se suelen abordar aspectos de carácter universal que aplican para cualquier persona en el planeta. Otro elemento fundamental en la educación son las Normas de cortesía.

¿Cuáles son sus Características?

Desde una perspectiva literaria, las fábulas nos son exclusivas de un solo estilo narrativo o didáctico, aunque muchos autores indican que se suelen dividir en tres partes; por un lado está el prólogo o la introducción, donde se introduce al lector en el contexto de la historia y los personajes. Luego el cuerpo de la fábula, que incluye la trama y los argumentos que guiarán a los personajes. Y por último la moraleja, que incluye el aprendizaje obtenido gracias a la aventura recorrida.

Adicional a esto, las moralejas poseen una serie de características que las distinguen del resto de los géneros literarios. Donde podemos destacar:

Elementos de la Narración

La mayoría de las fábulas cuentan con un narrador en tercera persona, el cual indica lo que ocurre en orden cronológico. A su vez, es el responsable de dar la introducción de los personajes y del contexto donde se desarrollará la historia.

El tema

La temática de las fábulas suelen girar entorno a problemas éticos, valores y vicios que afectan a los seres humanos. Por ejemplo la mentira, fumar, el orgullo, la arrogancia, entre otros. En estas historias se busca criticar estos aspectos que se están abordando y dejar una enseñanza sobre lo que se debe hacer al respecto.

FÁBULAS

Su Estructura

Como se indicó en el apartado anterior, las fábulas están escritas en prosa o en verso y consisten en historias breves con un énfasis en lo didáctico, con un estilo llano. A su vez, todas suelen comenzar con una introducción del contexto y de los personajes para luego abordar la problemática que necesita ser resuelta. Por último, culminan mostrando al lector la enseñanza que se aprendió en la historia durante la aventura que acaba de leer.

Esta enseñanza no necesariamente es útil para el lector y cuando se indica al inicio, se suele mencionar de forma enmascarada para que el desenlace o descubrimiento se produzca al final de la historia.

Sus Personajes

Implican la presencia de animales u objetos que poseen características humanas, donde se suele hacer énfasis en los valores, la ética, los sentimientos, la moral, etc. Cabe destacar que no necesariamente todos los personajes de la historia deben ser objetos o animales, muchas fábulas poseen personajes humanos que interactúan con estos seres humanizados.

Lo que sí es exclusivo de las fábulas, es que estos personajes se ven envueltos en el dilema al cual se busca dar respuesta en la historia. Por otro lado, los escritores suelen construir estos personajes humanizados, fusionando las características de los animales con los estereotipos sociales. De esta forma tenemos que el león representa nobleza, fortaleza y fuerza; mientras que una tortuga lentitud, debilidad o pereza.

FÁBULAS

En las fábulas, los vicios y las virtudes se suelen manifestar de forma un tanto irónica y maliciosa. Además, los autores suelen utilizar la comparación de opuestos: si te presento un personaje fuerte y honesto, luego te muestro uno débil y mentiroso.

Esta es una forma de acentuar las diferencias entre los opuestos, para que el lector perciba con mayor facilidad la importancia de la moraleja. Por ejemplo, nadie va a creer en los peligros del alcohol si no se conocen todas sus consecuencias. Otro aspecto central en las fábulas es el cambio, la enseñanza de que este es posible y que se puede pasar de un valor negativo a uno positivo a pesar de la adversidad.

Las fábulas más clásicas te muestran desde el principio de la historia esta ambigüedad de opuestos. A partir del título puedes tener una idea de la dualidad a la que será expuesto el lector. Generalmente nos encontramos con un lado que pertenece a una esfera social alta y pudiente, mientras en la otra; a su contraparte de posición social baja y desfavorecida. El autor Christian Vandendorpe llama a esta dualidad «Doble Reenvío».

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FÁBULAS

Género Literario

Muchas personas confunden la fábula con la parábola y el discurso parenético, debido a que en todos los casos se busca dejar una enseñanza o aprendizaje, pero cada uno posee sus propias características. En el caso de la fábula como dijimos, se puede discriminar por el uso de una narración donde se utilizan objetos y animales humanizados.

También los puedes diferenciar de los apólogos en que estos últimos son más generales y no es exclusivo el uso de objetos y animales humanizados, pero ambos pueden estar escritos en prosa o en verso.

Debido a su carácter de historia corta y a la particularidad de dejar una enseñanza o aprendizaje, muchos escritores clasifican a las fábulas como cuentos animales. Aunque sus características son menos flexibles que otros géneros literarios como los cuentos o las novelas, que dan pie a una mayor diversidad de estructuras, estilos literarios, cambios, tendencias, etc. Además, los cuentos y las novelas con el pasar del tiempo, han ido aumentando en la cantidad de subgéneros que poseen.

Aristóteles mencionaba la existencia de un género literario conocido como la «fábula argumental», la cual debe evitar catalogarse dentro del mismo grupo de las fábulas, ya que ambos géneros hablan de cosas diferentes. Para empezar, la fábula argumental se clasifica dentro de los seis elementos que conforman la tragedia ademas de: el espectáculo, el pensamiento, el canto, la elocución y los caracteres.

FÁBULAS

Este autor define la fábula argumental como «el encadenamiento de acciones y eventos que son descritos por medio de la narración». Aunque en la actualidad también se incluye el medio cinematográfico y las sinopsis.

La Historia de las Fábulas

Los orígenes históricos de las fábulas, datan a la antigua Mesopotamia, alrededor de los dos mil años antes de Cristo. Las primeras historias se encontraron en tablillas de arcilla que se colocaban en especies de bibliotecas escolares de la época. Las cuales contaban historias relacionadas a zorros astutos, elefantes presuntuosos, perros agresivos, entre otros. Además, sus moralejas se relacionan con los proverbios, debido a su construcción, aunque carecen de un enfoque moral y ético explícito.

Para los Griegos, la primera fábula conocida es la «Fábula del Ruiseñor» contada por Hesíodo a inicios del siglo VII a.C. Acá se comienza a observar el enfoque didáctico y la invitación a la reflexión sobre el significado de la justicia. Más tarde se comienza a visualizar cómo Homero realiza comparaciones de animales que abrirían la puerta a este género literario.

Ya para el período de Sócrates, se empezaron a vislumbrar fábulas en verso de Esopo. Aunque fue Demetrio de Falero, el primer autor conocido en publicar una colección de fábulas. Lamentablemente, la versión original se perdió a través de los años, pero abrió las puertas a una gran cantidad de versiones. La siguiente colección de fábulas de renombre con carácter educativo de la que se tiene registro, fue hecha por sofista Nicóstrato en el siglo II. Te invitamos a leer también sobre: Colaboración.

De Grecia, las fábulas pasaron a Roma, donde Horacio escribiría «Sátiras II», para luego Fedro transformar el género de prosa a uno poético en verso. Otros escritores siguieron estos pasos como Flavio en siglo IV, que escribió un compendio bastante grande de fábulas (unas 40 aproximadamente). De hecho, hasta la edad media llegaron las fábulas de este último autor.

Para el período de la edad media, aparecen varios autores bajo el mismo perfil, escribiendo múltiples colecciones. Algunos de los más destacados son: Romulus, Syntipas, Isopete, etc. Por otro lado, los sacerdotes comienzan a utilizar las fábulas para edificar la moral del pueblo de una forma fácil y sencilla, adicional a los sermones que se daban en las celebraciones eucarísticas, esto hace que el contenido sea rico en temas satíricos.

Luego, comenzamos a ver una transformación de las fábulas en una comedia animal. Un ejemplo de ello, no los da María de Francia con su colección de más de 60 publicaciones hechas. En el resto de Europa en cambio, se popularizan muchas colecciones de otros autores de origen indio como Hitopadesa o Pancatantra, cuyos escritos fueron traducidos de sus idiomas originales al árabe, el siciliano o el judaicas español. La obra más famosa de estos tomos, es la de «La Disciplina Clericalis», escrita por el judío Pedro Alfonso.

Así llegamos al renacimiento, donde las fábulas no pasaron desapercibidas de la vista de grandes humanistas como Leonardo da Vinci. El cual llegó a escribir un libro completo de fábulas. Aunque en este período, se puso de moda el género de los emblemas.

Más adelante se unirían grandes pensadores a escribir fábulas como: François-Joseph Desbillons, Jean-Pons-Guillaume Viennet, Boisard e incluso Napoleón Bonaparte. Lamentablemente, los escritos de la mayoría de estos autores fueron cayendo en el olvido.

Algunas Fábulas Para Leer

Hasta este punto, hemos hablado sobre distintos aspectos relacionados con las fábulas, su definición, características, un poco de su historia y más. Ahora, ofrecemos algunas fábulas que son ideales para leer y dejar aprendizaje tanto a niños como adultos.

Todos Somos Diferentes

Había una vez, una escuela en el bosque donde cada especie quería que se impartiera una clase diferente para los demás. Las aves querían que todos aprendieran a volar; los peces insistían en que lo más importante era aprender a nadar; las ardillas decían que se debía enseñar cómo trepar los árboles; y así con cada grupo de animales.

El problema surgió, cuando los peces tuvieron que trepar, los gatos volar y las ardillas nadar. Ya que todos tuvieron accidentes muy graves que los lastimaron mucho. En ese momento, la escuela debió finalizar las clases, porque no eran capaces de entender que los demás animales poseen limitaciones y siempre habrá algo que no se pueda hacer.

Los Cotillas o chismosos

Había una vez dos niños demasiado cotillas (chismosos), ellos se llamaban Marcos y Sara. Cada vez que se enteraban de algún secreto del otro, se lo contaban a todo el mundo. Además, cuando alguien los regañaba por hacer eso, ellos siempre respondían diciendo:

– Si no tuviera nada que esconder, no debería importarle. Nosotros no tenemos nada que esconder.

Cierto día, los dos niños se encontraron con un mago y se comenzaron a burlar de él diciendo que no sabía mucho de magia. Cada vez que hacía un truco, se burlaban de él, sin importar si estaba solo o rodeado de gente; haciéndole pasar mucha vergüenza.

De esta forma, el mago decidió que se iba a vengar. A los días decide ir a la escuela de los dos niños y dijo en frente de todos:

– ¡Sara está enamorada de Marcos y dice que le gustaría ser su novia!

Los niños al escuchar esto, se comenzaron a reír, provocando que tanto Sara como Marcos se pusieran colorados de la vergüenza y la ira por lo que acababa de ocurrir. Ambos niños se acercaron al mago pero antes de que pudieran hablar, este les comentó primero:

– Si no tienen nada que ocultar, no tienen por qué avergonzarse, ni les debe importar.

En ese momento, ambos niños se dieron cuenta de lo mal que habían estado actuando al cotillear todo el tiempo. Así que miraron al mago, le pidieron perdón y prometieron no volver a cotillear más nunca.

El Burrito Albino

Josefino nació diferente al resto de sus hermanos burritos. Ya que mientras todos eran de color marrón, él era totalmente blanco.

En todo caso, Josefino era bastante alegre, valiente y simpático. Aunque al ser diferente, era tratado con cierto desprecio y desconfianza por sus demás hermanos. A pesar de que su madre siempre hablaba con todos ellos y les comentaba que todos somos diferentes de cierta manera y que eso no nos hace malas ni peores personas, dado que solo importa lo que tenemos en nuestro corazón.

Josefino, al sentirse lastimado por las burlas, buscaba alguna forma de cambiar su color de piel para poder encajar en el grupo, de modo que se la pasaba todo el tiempo en el sol tratando de broncearse, pero no lograba nada.

Cierto día, llegó a un campo de jazmines tan blancos como él, que afirmaron conocerlo y saber cuán bondadoso y alegre era. Ya que todos los animales que pasaban por ahí siempre comentaban sobre él y sobre su buen corazón. En ese momento, Josefino entendió que lo que importa es lo que está dentro de su corazón, y no le prestó más atención a su apariencia.

El Gato y el Ratón

Hace mucho tiempo, vivía un ratón muy pequeño en la casa de una señora muy vieja. Esta señora, casualmente le tenía mucho miedo a las ratas; de manera que puso muchas trampas para intentar matarlas. El ratón al percatarse de esto, se crispa de los nervios y busca ayuda con el gato de la señora:

-¿Será que me puedes ayudar, lindo gatito? -Le pide el ratón.

-Sí, ¿qué necesitas? -Responde el gato.

-Puedes por favor, quitar las trampas de la casa -Dice el ratón.

-Mmm… ¿qué obtendré yo a cambio? -Indica el gato.

-Me mostraré ante la señora como si estuviera muerto, y creerá que tú fuiste quien me capturó. De esta forma la señora te verá como un héroe -Menciona el ratón.

-Me parece bien -Comenta el gato.

De esta forma, el gato se dispuso a sacar todas las trampas de la casa, pero el ratón nunca cumplió su parte del trato. Así transcurrió un tiempo, hasta que un día la señora se dio cuenta de que fue el gato el responsable de quitar todas las trampas que había puesto. Ella se enfadó y botó al gato de su casa.

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La Mula

Había una vez una mula que se la pasaba presumiendo ante todo el mundo lo rápido y veloz que era su padre, indicando que era el mejor caballo de todos y que él por ser su hijo, había heredado todo sus dotes y habilidades.

Continuó así, hasta que en cierto momento tiene la oportunidad de correr una carrera, cuando inició; se dio cuenta de que no era tan rápido y se acordó de su verdadero padre: un mulo que realmente no era muy veloz, pero que siempre fue muy buen padre.

Desde ese momento, la mula aprendió que debía sentirse orgullosa de quien era su padre realmente, y que no necesitaba mentir sobre sus cualidades; ya que aunque no era tan veloz, siempre fue un buen padre y lo quería mucho.

La Liebre y la Tortuga

Había una vez, una liebre que se la pasaba burlándose de una tortuga por lo lenta que era. Así era siempre que se veían, hasta que un día la tortuga decide retarlo a una carrera.

La liebre, orgullosa y confiada de sus capacidades, acepta sin miramientos, burlándose aún más de la tortuga, diciendo que jamás podría ganarle, que era muy lenta y cosas por el estilo.

Así da inicio a la carrera y la liebre, con lo rápida que era, le saca una gran ventaja a la tortuga en muy poco tiempo. Cuando ya está cerca de la meta, decide dormir un rato, pues a la tortuga le tomaría mucho tiempo alcanzarla.

De esta forma se queda profundamente dormida y cuando se despierta descubre, para su sorpresa, que la tortuga ya había llegado a la meta. ¡La liebre perdió la carrera por confiada!

Los Gallos y la Perdiz

Había una vez un granjero que tenía un corral con mucho gallos. Cierto día, el hombre decide comprar una perdiz y la coloca junto con el resto de los gallos en el corral.

Los gallos al ver la perdiz, comienzan a meterse con ella. Se burlaban todos los días al punto de hacer su vida miserable. La perdiz por su parte, pasaba el día pensando por qué ella era diferente al resto de los gallos, y se culpaba por ello.

Así transcurrían todos los días, hasta que en cierto momento, observó cómo los gallos comenzaron a pelear para determinar quién era el más fuerte del corral.

En ese momento, la perdiz entendió que no importaba que fuera diferente al resto de los gallos, porque ellos igual seguían discutiendo. Además, ser diferente no es necesariamente malo.

La Jirafa Curiosa

Ramona era una jirafa bastante alegre y extremadamente curiosa. Gracias a su largo cuello, podía observar todo lo que los demás animales hacían. Pero al resto de los animales no les gustaba que Ramona contara todas sus cosas privadas, ni sus secretos.

Por esta razón, todos se ponen de acuerdo para darle un escarmiento a Ramona. Deciden aprovechar que un mono llamado Pedrito llegó a la selva, y todos los animales le dicen que Ramona lo visitará para cotillear su casa y quieren aprovechar ese momento para darle una lección.

Como los animales habían predicho, no pasa mucho tiempo hasta que Ramona decide ir a visitar a Pedrito. Pero el mono cambiaba constantemente de habitación y la jirafa no era capaz de verle. Siendo tan curiosa, decide meter la cabeza en todas las habitaciones para poder ver mejor, y termina formando un gran nudo con su cuello, quedando atrapada.

Ramona al percatarse del embrollo en el que se metió por su curiosidad, termina avergonzada y se disculpa con Pedrito y el resto de los animales, que al escuchar su disculpa, la ayudan a desatar su cuello.

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El Uso de la Fábula y la Moraleja

Debido a su carácter educativo, las fábulas han sido utilizadas a través de los años como una herramienta que va mucho más allá del entretenimiento literario. Para mucho autores, estas narraciones sirven como un medio para poner el ejemplo y modificar las conductas no deseadas de las personas. En especial de los niños y adolescentes, que son a quienes van dirigidas estas historias principalmente.

Algunos grandes filósofos clásicos opinaron distintas cosas sobre las fábulas. Platón por un lado se oponía a ellas, debido a que era un medio de expresión que hacía un mayor énfasis en la estética sobre la lógica. Aunque para ser justos, él estaba en contra de cualquier tipo de representación artística, porque consideraba que distanciaba el alma de la verdad.

Aristóteles por otro lado, acentuaba la facilidad que tienen las fábulas para calar en la mente del lector y persuadirlo. De esta forma, lo consideraba un elemento de la retórica y no como un género literario. En todo caso, las fábulas de esta época ya comienzan a mostrar distintos aspectos sociales y éticos.

Pero no todos los autores han estado a favor de las fábulas y su carácter educativo, Rousseau por ejemplo, las tildaba de crueles y deformadoras para la inocencia de los niños, ya que en cierta forma son un medio de manipulación conductual. Además, muchos de los relatos poseen moralejas que son difíciles de entender para los niños y los valores que desean transmitir pueden estar equivocados, al enviar el mensaje que siempre es el fuerte y el listo el que obtendrá todas las ventajas de la vida y el éxito.

fábulas

Otros autores menos radicales con posturas un poco más neutrales, aceptan que las fábulas pueden ser un medio útil para mejorar el proceso del aprendizaje. Aunque aceptan que las moralejas en muchos casos, pueden ser difíciles de captar para el público infantil, si no se cuenta con una persona que posea la experiencia de vida suficiente para detectar y acentuar el mensaje cuando los niños estén leyendo la historia.

Por supuesto, aquellos que abogan por las virtudes de las fábulas, como Alfonso Francia, consideran que el género es sumamente importante para educar a los niños sobre los valores, la ética y los comportamientos indeseados socialmente. De hecho, se refiere a ellas como un medio pedagógico de calidad que debe ser utilizado siempre que se pueda.

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