El cuento de la sirenita es uno de los cuentos de princesas que representa el amor, la generosidad y la entrega del verdadero amor que expresaba la sirena hacia el príncipe, si quieres saber un poco más de esta historia aquí te la contaremos.
Cuento de la sirenita
Había una vez, en lo más profundo del mar, un reino fantástico y en él vivían muchos animales marinos como también grandes leyendas, asimismo en los alrededores del castillo había algo muy característico, ya que se encontraba lleno de preciosas flores.
Esta ciudad era gobernada por el Rey Tritón el cual era considerado como un hombre muy inteligente, además de tener unas hermosas hijas que eran sirenas y eran 5. Cada día en el reino, como todo cuento de la sirenita, les encantaba jugar y atender el gran campo en donde habían árboles de colores rojos y azules.
De todas las hijas del Rey la que más destacaba era la más joven y tenía como nombre Ariel, su belleza era inferior a la de sus hermanas ya que poseía un color de piel pálido además de suave y sus ojos eran de un color azul y eran de un gran tamaño, pero como las demás sirenas, poseía una cola de pez.
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Ariel deseaba ir más allá del mar y poder ver lo hermoso que era el cielo y lo que más curiosidad le daba a Ariel era conocer a los famosos humanos, debido a que su abuela solía contarle historia de ellos.
Tanta era la curiosidad que sentía Ariel por conocerlos que, un día que se encontraba curioseando el mar halló un barco abandonado en las profundidades y en él, había una estatua de un hombre y no aguanto mucho y se la llevó a su casa.
El padre de Ariel se encontraba todo el día intranquilo por ella, ya que veía que su hija tenía mucho interés en conocer a los humanos y él no quería que tuviera contacto alguno con ellos, siempre le recordaba que cuando cumpliera quince años podría ver más allá del paisaje marino.
En el cuento de la sirenita, Ariel estaba tan emocionada que imaginaba como sería el mundo allí y todos los días del mes lo marcaba en su calendario. Ariel se sentía cada vez más ansiosa debido a que cuando algunas de sus hermanas cumplían años, ellas contaban cómo había sido su experiencia y eso a Ariel la intrigaba más y le daba alas de alejarse por un momento de su casa.
En el momento que fue el día de su cumpleaños lo primero que hizo fue decirle a su padre que la dejará ir a la superficie del mar. Ariel emocionada subió y vio todo a su alrededor y veía que se aproximaba un barco hacia ella donde había una fiesta y escuchó melodías y ruidos, e involuntariamente intentó mirar por una de sus ventanas.
Para la joven era muy extraño todo esto, así que de manera instantánea se escondió detrás de una piedra para evitar que alguien la viera, pero Ariel se encontraba tan cerca que podía visualizar quienes andaban dentro de este transporte.
En el barco entre tanta gente pudo ver a un hombre muy guapo, y era nada más y nada menos que el príncipe Eric quien era el capitán del barco y la fiesta que veía la sirena era en su honor, Ariel al ver a este hombre tan bello quedó enamorada al instante.
Pero la felicidad de las personas se vio interrumpida, debido a que empezó una gran tempestad y el mar empezó a rugir ferozmente además con grandes olas sacudió el bote como si fuera un barco de papel, lanzando a la mayor parte de los invitados al mar y dentro de ellos estaba el príncipe Eric, el barco se dividió y se hundió a las profundidades del océano.
Ariel al observar todo lo que ocurría no podía quedarse de brazos cruzados así que fue en un instante, en fue donde estaba el príncipe para socorrerlo, el hombre se hallaba muy inconsciente como para salirse de la profundidad del mar.
En el cuento de la sirenita, ella lo llevó hasta el borde de la playa y ahí lo puso sano y salvo, y cuando el joven Eric despertó de su somnolencia, Ariel lo miraba con expresión de amor y él pensó en la hermosa niña que le salvó la vida por unos segundos.
Y en ese preciso instante, quedaron flechados a simple vista, pero para Ariel era algo inalcanzable estar con el príncipe, y por eso se acobardó y se fue de regreso a su reino antes que el príncipe Eric pudiera detallarla de mejor manera.
Al transcurrir los días…
El príncipe Eric y Ariel no dejaban de pensarse mutuamente y ella no dejaba de ir al exterior todos los días con la fe de poder ver de nuevo a Eric, pero tristemente no lo encontraba y se regresaba a su casa muy desconsolada.
El Rey Tritón veía a su hija con una conducta muy extraña hasta que descubrió que ocurría y al saber que era lo que estaba ocurriendo se molesto demasiado con ella y tan solo por protegerla de la maldad de los humanos, agarró todo lo que tenia Ariel de aquel barco abandonado y lo destruyó.
En un momento de desesperación…
Fue en busca de la maléfica hechicera Úrsula, para que con su magia oscura la convirtiera en una persona normal, ya que por amor haría lo que fuera. Úrsula la convirtió en humana pero a cambio le pidió la voz y le dijo que solo tenía 3 días para poder besar al príncipe y si en esos días no ocurría eso se convertiría en sirena de nuevo y además no tendría su voz de regreso.
La sirena al ingerir la poción al día continuo, se encontraba en el borde de la playa, sin cola, teniendo las piernas que le había propuesto la hechicera. El príncipe la vio y le hablo pero cuando fue hablar recordó que no tenía su voz, pero de igual forma el príncipe se la llevó al palacio. Su amistad cada día fue creciendo y estaban más tiempo junto.
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Al pasar los 3 días…
Todavía seguían sin darse algún beso, por culpa de Úrsula que infirió en este trato. El plan de la hechicera desde un principio fue quedarse con la voz de la sirenita y en el momento justo se convirtió en una bella dama con la voz de Ariel, siendo Úrsula la que se casara con Eric.
En este último día volvió Ariel a hacer sirena y el príncipe fue embrujado por la hechicera. En el momento de la boda, todos los amigos de Ariel tanto animales como sus más allegados ayudaron a detener la boda ya que se dieron cuenta que Úrsula había engañado a Ariel.
El príncipe al despertar del embrujo, hizo que mataran a la hechicera y después de eso corrió a besar a su amada sin importar que fuera una sirena, lo que ellos no sabían es que su cola volvería a desaparecer y tendría de nuevo las piernas. Y como el cuento de la sirenita, se casaron y vivieron felices para siempre y en paz entre los dos reinos.
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