Cuento de la tolerancia, una forma amena de aprendizaje

El cuento de la tolerancia es una de las mejores herramientas para enseñar este valor a los niños. Es muy importante que los pequeños aprendan el significado y la importancia de esta cualidad desde que son muy pequeños, para que construyan relaciones sociales saludables. A continuación te dejamos varias opciones para que se lo expliques con cuentos.

cuento de la tolerancia

¿Qué es la tolerancia?

La tolerancia es un valor o cualidad muy importante para el ser humano. Tiene que ver con el respeto que sentimos y manifestamos por las opiniones de otras personas, sus ideologías o creencias, incluso si son diferentes a las nuestras. También implica consideración y equilibrio en nuestra forma de ver las situaciones.

Esto no quiere decir que se deben aceptar todas las conductas o posturas contrarias a las nuestras sólo porque sí. Ser tolerante, no significa ser débil. El punto es ser condescendiente, sin enjuiciar o condenar a la primera oportunidad lo que no se parece a nosotros. Aquí puedes ver también un cuento sobre la paz.

Para la vida dentro de la sociedad, es fundamental la tolerancia. Incluso para la convivencia dentro del grupo familiar. Esto es porque cada persona tiene sus propios puntos de vista y su sistema de creencias, sobre todo si se habla de adolescentes o adultos. Es fundamental enseñarles con un cuento de la tolerancia, este valor a los más pequeños de la casa.

A medida que van creciendo, los niños se encuentran con diversas situaciones. Unas pueden ser agradables para ellos, otras no. La tolerancia está en aceptar, respetar y comprender que no todo tiene que ser de acuerdo a sus gustos o preferencias, sino que existe la diversidad.

Así, el niño podrá establecer acuerdos con sus compañeros al momento de jugar o de realizar otras actividades. Esto es parte de la inclusión dentro de cualquier grupo social.

¿Cómo enseñar este valor a través del cuento de la tolerancia?

Los niños no nacen conociendo los valores. Menos aún el de la tolerancia, porque en los primeros años de vida lo usual es que todo sea para sí mismos y sean el centro de atención. Por ello resulta tan necesario que se los eduque desde temprana edad para que no les cueste tanto la interacción social.

Para inculcar valores en los niños, lo mejor es dar el ejemplo como padres o como maestros. No obstante, las historias también les pueden ayudar a entender mejor muchos conceptos. Un cuento de la tolerancia es una excelente idea para dar a conocer este valor. Ya sea en casa o en la escuela, ser pueden realizar diferentes actividades en torno a cuentos, para estimular la comprensión en los pequeños.

Los demás compañeros de clase, o si no, los hermanos, vecinos o primos, también son importantes en este proceso. Son protagonistas y ayudantes del aprendizaje propio y del otro. Todos aprenden en conjunto, al poner en práctica la tolerancia, en las situaciones cotidianas.

Cuento de la tolerancia para niños: varias opciones

Te ofrecemos el cuento de la tolerancia en varias presentaciones. Así tendrás varias opciones para enseñar esta cualidad a los más pequeños de la casa.

Cuento: La niña de chocolate

Clarita era una niña muy alegre y amigable, que un día llegó a su casa con una gran noticia. Llena de emoción, le dijo a su madre:

¡Mami! Hoy llegó una niña nueva a mi salón de clase. Es muy rara.

La mamá le preguntó por qué le parecía rara la niña y si había jugado con ella. A esto, Clarita respondió: No, mamá, ¡la mordí! – Ante semejante respuesta, la madre de Clarita se sorprendió y quiso saber la razón del comportamiento inusual de su hija. Esta fue la explicación de la niña:

La mordí porque es una niña de chocolate, mami. Nunca antes había visto a alguien así. Tenía mucha curiosidad de probar si la gente de chocolate sabe bien. Lo que no entiendo es por qué mis compañeros la llamaban “negra”.

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La señora, al escuchar lo sucedido, no lograba salir de su asombro y al mismo tiempo risa. Al comprender lo que quería decir Clarita sobre su nueva compañera, le explicó:

Hija mía, te voy a contar una historia sobre un país muy lejano y antiguo. Allí, las personas no podían salir de día, porque el sol era tan fuerte, que le hacía daño a todo cuanto había en el lugar. Quemaba mucho las pieles de los habitantes, secaba los campos y los ríos. Los pobladores del lugar, sólo podían hacer sus actividades durante la noche.

Cierto día, una niña muy valiente, le dijo a sus familiares que iba a buscar al sol, para pedirle que no fuera tan inclemente con ellos. Así lo hizo, pues, en la noche, se fue a una gran montaña, poco antes del amanecer. Para protegerse cuando apareciera el sol, la niña se había envuelto en muchas telas de gran colorido. Comenzó entonces a llamar al sol.

¿Quién se atreve a despertarme tan temprano? ¿Acaso no se dan cuenta de que todavía falta un rato para amanecer? – Dijo el sol, medio dormido. Pero los llamados seguían. Cuando el sol abrió los ojos y se dio cuenta de que era una pequeña niña quien interrumpía su sueño, le dijo:

¿Qué haces aquí y por qué llevas todas esas telas encima? Casi no te puedo ver el rostro. Deberías volver a tu cama, niña, luego tendrás mucho sueño para ir a la escuela.

En ese momento, la chiquilla le explicó al sol todo el motivo por el cual lo estaba importunando tan temprano. También le explicó que sufriría graves quemaduras si se quitaba las telas, porque la piel de su pueblo era muy clara y delicada.

El sol escuchó atentamente la explicación de la niña. Se quedó pensativo unos segundos y finalmente dijo: Eres una niña muy valiente. Por eso y por tu gran corazón, al venir a buscar ayuda para tu gente, te haré un obsequio.

Te voy a dar unos protectores para sus pieles, así, se oscurecerán un poco, pero no se quemarán cuando sean tocadas por mis rayos de luz. También haré que las nubes vayan a tu país durante el día. De esta manera, también les ayudarán a llenar los ríos y tener buenas cosechas, mediante las lluvias.

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Al ver la generosidad del sol, la pequeña niña le dio las gracias y se fue corriendo para llevar a su pueblo los protectores de piel. Al otro día, todos ya los estaban usando y podían salir a la luz del sol. En efecto, sus pieles se tornaron oscuras, pero ya no sufrían quemaduras. Al contrario, ¡estaban más hermosas! Desde ese momento, la vida en aquel país volvió a la normalidad.

Y así terminó el cuento la madre de Clarita.

Mami, pero ¿entonces la niña nueva de mi escuela viene de ese país? Es que ella es tan rara y diferente…

Preguntó Clarita. Su madre le respondió:

Tal vez sus padres o sus abuelos son de un lugar donde el sol también oscurece la piel. Por eso tú creíste que la nueva compañera era de chocolate.

Clarita comprendió que las personas pueden ser diferentes por muchos motivos y eso se debe respetar. También se dio cuenta de que había hecho mal al morder a su compañera por tener un color de piel distinto al de ella. Al día siguiente, le pidió perdón y comenzaron a jugar juntas.

Cuento: Mi abuelita

Un par de niños estaban conversando, cuando uno le dice al otro: ¡Mi abuelita sabe muchas cosas! Siempre me cuenta historias de cosas que le han ocurrido. Un día me enseñó algo con un ejemplo de perros y gatos. Dijo que era la tolerancia.

¿Y qué es eso? ¿Qué tiene que ver con los perros y gatos? – Preguntó el otro niño. A lo que el primero le respondió: Es que hay gente que respeta la forma de pensar de los demás, aunque no piensen de la misma manera. A esa gente se le llama tolerante, dice mi abuela.

¿Y en qué parte aparecen los perritos y gatitos? – Preguntó con ansias el primer niño. Entonces el otro siguió: Bueno, mi abuela dice que si no somos tolerantes, nos parecemos a los gatos y los perros. Esto es porque ellos están peleando siempre. Cada uno piensa que lo suyo está bien y lo del otro no lo aceptan ni lo respetan.

Mi abuela también me recomendó que no fuera intolerante con mis compañeros, porque de ser así, íbamos a ser como los perros y los gatos. Nadie querría ser mi amigo. Por eso yo practico siempre el cuento de la tolerancia con todos.

Cuento: El niño azul

En un país muy lejano, existía la ciudad llamada Villanormal. Allí todo era absolutamente normal y nada ni nadie resaltaba entre los demás. De hecho, había en esa ciudad una ley que exigía que todo debía ser normal.

Cierto día, llegó a Villanormal una mujer que sí era un poco rara. Fue hasta allá, porque un pariente le había dejado como herencia una casa en la ciudad. Como era de esperarse, los habitantes de Villanormal la criticaban, por ser diferente. La mujer estaba disgustada con esta situación, porque no entendía qué era lo que le ocurría a esas personas.

De pronto, un niño se le acercó a esta mujer. Ella lo miró con desconfianza, pero él le dijo:

Tranquila, no te haré daño. Mi nombre es Tito. Sólo quería decirte que las personas de la ciudad te tratan mal porque tú no eres normal, como los demás. ¡Pero, te voy a confesar que a mí también me encantaría ser diferente!

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La mujer se asombró por el comentario de Tito, pero agradeció su franqueza y le preguntó: ¿Qué tan diferente te gustaría ser?

Pues me gustaría ser un niño azul. Mi padre es el alcalde y estoy seguro de que cambiaría la ley de la normalidad para no tener que echarme de la ciudad – Respondió Tito con picardía. Entonces la bruja le dijo: Bueno, si ese es tu deseo, yo podría ayudarte. Soy una bruja y conozco el hechizo. Pasa mañana por mi casa y te cambiaré de color.

Así quedaron y Tito fue a la mañana siguiente a casa de la mujer. Luego, cuando llegó a la escuela, todos se sorprendieron mucho. Los maestros no sabían cómo hacer para no dejarlo entrar y resolvieron llamar al alcalde. Mientras tanto, Tito estaba muy contento con su nuevo color. Sus compañeros de clase le decían que también querían ser diferentes y cambiar de color de piel o de cabello.

Cuando el alcalde llegó y vio a su hijo de azul, se sintió muy confundido. Tito le dijo: Papá, creo que vas a tener que cambiar la ley de la ciudad, porque todos quieren ser diferentes. Si no, Villanormal se quedará sin niños.

El alcalde lo pensó y decidió cambiar la ley. Desde entonces, cada quien podría ser como quisiera, aceptando y respetando las diferencias de todas las personas.

Actividades para hacer después del cuento de la tolerancia

Después de haber leído el cuento de la tolerancia, en cualquier versión, puedes realizar algunas actividades con los niños. Así podrás comprobar si realmente comprendieron el mensaje y qué fue lo que más les marcó.

En el caso del cuento de La niña de chocolate, podrías hacer las siguientes preguntas:

  • ¿Por qué Clarita mordió a la otra niña en la escuela?
  • ¿Qué entendiste del cuento que narró la mamá de Clarita?
  • ¿Crees que Clarita aprendió algo con el cuento de su mamá?
  • ¿Cómo fue la conducta de Clarita después de escuchar el cuento?

En relación con el cuento Mi Abuelita, también puedes establecer una conversación a partir de las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo se portan las personas que son tolerantes?
  • ¿Qué significa que alguien sea intolerante?
  • ¿Qué es mejor, ser tolerante o intolerante?
  • ¿Crees que siempre hay que ser tolerante, o sólo a veces?

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Puedes complementar la discusión haciendo una reflexión. Ahora revisa estas preguntas sobre el cuento El niño azul:

  • ¿Por qué todos eran normales en Villanormal?
  • ¿Cómo trataban los habitantes de la ciudad a la mujer nueva?
  • ¿Tito estaba satisfecho con su color de piel?
  • ¿Fue buena idea que la bruja ayudara a Tito a ser un niño azul?
  • ¿Crees que mejoraron las cosas después que el alcalde cambió la ley de lo normal?

Indícale a los niños que tolerar significa respetar las opiniones y criterios de las otras personas. El mejor ejemplo es durante el juego. Cuando aprenden a respetar que los demás también pueden tener criterios diferentes, se vuelven tolerantes. Dale un vistazo también a estos cuentos sobre el bullying.

El equipo de fútbol

Otra actividad que puedes hacer con un grupo de niños, es plantear un caso en el que deban pensar para resolver el conflicto. Por ejemplo:

“Pedro es un niño al que le encanta jugar al fútbol y es excelente en ello. Entró en un equipo en el que ya había normas establecidas, con la forma de llevar el juego y organizarlo. A Pedro no le gustan esas reglas del equipo nuevo y causa discusiones entre los compañeros.

Sin embargo, es tan buen jugador que ni el entrenador, ni los otros jugadores quieren sacarlo. Pero si Pedro continua con esa actitud, van a tener que pedirle que se vaya.”

Luego de plantear esta situación, puedes conversar con los chicos cuál creen ellos que sería la mejor decisión. ¿Sacar a Pedro del equipo? ¿Ayudarlo entre todos los compañeros a adaptarse a las normas? ¿Cómo se le podría a enseñar a Pedro a ser tolerante?

Presta atención a todas las respuestas y comentarios que surjan. En función de ello, puedes obtener pistas de cómo entienden los niños el cuento de la tolerancia y cómo lo aplicarían.

¿Y cómo son las personas intolerantes?

Ya sabes cómo son las personas tolerantes, gracias al cuento de la tolerancia. Pero ahora revisa las características de quienes no lo son:

Tienen muchos prejuicios: esto significa que hacen juicios apresurados de las demás personas o situaciones, sin saber los detalles del por qué. También son gente que se deja influenciar fácilmente por los estereotipos de comportamiento de la sociedad. Todo esto significa que son personas que emiten juicios a partir de la primera impresión, sin antes esperar a conocer más del otro.

Suelen discriminar: por ser personas prejuiciosas, también caen muchas veces en la discriminación. Esto puede ser por la raza, la religión, la forma de vestir, la ideología política, una discapacidad, entre otros motivos. Es lo que ocurría en el cuento de la tolerancia “El niño azul”.

Caen en la intransigencia: no sólo son intolerantes al no aceptar las ideas o posturas ajenas. También pasa que al ser intransigentes, no respetan ni ceden a las peticiones o exigencias que les pueda realizar alguien más.

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No les gusta escuchar: si las personas creen que tienen la razón en todo lo que dicen, lo más probable es que no les guste escuchar algo distinto. Hacen como si la opinión del otro o una situación diferente no fuese algo válido.

Son autoritarias: esta conducta suele desarrollarse desde la infancia. Las personas autoritarias incurren en comportamientos muchas veces despóticos. Desprestigian las creencias o forma de pensar de los demás. Por eso mismo, no suelen prestarles atención o incluso los pueden discriminar.

Tienen relaciones tóxicas: reuniendo todas las características negativas, o defectos, antes descritos, es lógico que afecten sus relaciones con otras personas. Quienes son intolerantes, comúnmente tienen escasos vínculos interpersonales. De tenerlos, tienden a ser tóxicos, o con una situación de autoritarismo por parte de quien es intolerante.

No aceptan términos medios: esto se refiere a que tienen una forma de pensar dicotómica, es decir, o es negro o es blanco. El punto medio es muy difícil de aceptar para estas personas. Requieren sentir que tienen el control de todo, para estar tranquilos.

Le temen a la incertidumbre: esto es una consecuencia del aspecto anterior. Si no tienen bajo control lo que sucede, pueden sentirse muy ansiosos. La improvisación y los cambios de planes repentinos les afectan mucho.

Pueden ser agresivos: esto se refiere a que no tienen paciencia para escuchar las opiniones distintas de otras personas. Pueden sentirse amenazados cuando alguien expone su postura de forma bien justificada. Por eso, es probable que las personas que son intolerantes tengan reacciones explosivas o violentas para defenderse.

No aceptan críticas: esta es una lección del cuento de la tolerancia: aprender a aceptar las críticas positivas y negativas. Cuando una persona es intolerante, no logra manejar sus emociones al recibir una crítica. Es cierto que no siempre son buenas, pero en ocasiones podemos estar dejando de ver algo mejor para nosotros por creernos autosuficientes.

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Importancia de la tolerancia para niños

A través del cuento de la tolerancia, puedes comenzar a inculcar este valor en los niños. Así podrán también aplicarlo desde muy jóvenes. Recuerda que durante los primeros años de vida, la transmisión de conocimiento de forma oral o visual es la más fácil de aplicar. Mediante el ejemplo con tus acciones puedes dejar una gran enseñanza a los pequeños.

Igualmente, es importante que los niños tengan una referencia diferente, más conceptual sobre los valores. Es por ello que el cuento de la tolerancia resulta un excelente aliado para ilustrar de forma imaginativa lo que es esta cualidad. No olvides que los niños tienen una gran imaginación. Mientras más detalles puedas ofrecerles en la narración, más la disfrutarán y aprenderán.

Si los hijos crecen viendo a sus padres y maestros actuar con tolerancia y justicia, imitarán esos comportamientos. Se debe poner atención cuando se castigan las conductas groseras, egoístas e inapropiadas desde el principio. También hay que reforzar y elogiar los comportamientos positivos, valientes en momentos de injusticia.

Es sabido que los niños preguntan mucho. Sobre todo si son pequeños, puede que hagan preguntas un poco indiscretas, sin saber que lo son. Estas oportunidades son perfectas para enseñarles a los niños la tolerancia. A respetar la diversidad y las preferencias y gustos de cada persona.

Debe realizarse con tacto y delicadeza de no caer en un reproche o crítica. Si el infante pregunta por qué otra persona viste de tal manera o es de tal color, recuerda el cuento de la tolerancia. Allí tienes un muy buen ejemplo de una explicación interesante y respetuosa. Lo más importante, que le deje una reflexión al niño.

Finalmente, recuerda que tenemos muchos más cuentos interesantes para educar a tus niños, por ejemplo este cuento de emociones.

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