Conoce una serie de Cuentos Latinoamericanos y más

Los Cuentos latinoamericanos son uno de los elementos literarios más importantes qué hay en nuestra parte del continente y más aún porque nos ayudan a distraernos un rato de los problemas que abundan hoy en día, con ellos podrás viajar sin que tengas que salir de tu casa, aprende mucho más aquí.

cuentos latinoamericanos

Cuentos Latinoamericanos

Ya sean novelas cortas o cuentos latinoamericanos cortos en el caso de este artículo, son importantes en nuestra vida, son historias que desde pequeños conocemos y amamos, y que incluso en el futuro podemos leérselas a nuestros hijos e hijas, para que sigan con la tradición.

Los cuentos latinoamericanos, tienen una combinación sumamente interesante, la razón de esto es que combinan tanto la cultura indígena como el colonialismo español que le proporciona a estos cuentos una riqueza sin precedentes en cuanto a literatura se habla.

Relatos cortos

Entre los cuentos latinoamericanos que vamos a mencionar en este artículo, encontramos los siguientes. Si te gustan los cuentos te recomendamos leer Cuentos de amor.

De aprendizaje

Aquí te presentaremos los cuentos latinoamericanos que nos dejan alguna que otra enseñanza, entre ellos encontramos:

Alguien soñará de Jorge Luis Borges

Este cuento nos ponen a analizar, y comienza con ¿Qué soñará ese indescifrable futuro? Podrá soñar que Alonso Quijano se convertirá en Don Quijote sin que este personaje deje su pueblo o sus libros. Podrá soñar que Ulises puede ser más héroe de lo que el poema narra de sus labores.

Podrá soñar que en las generaciones futuras, los individuos no sepan quien fue Ulises. Podrá soñar en sueños más de delimitar que aquellos en la vigilia de hoy. Podrá soñar que podremos hacer milagros y no los haremos debido a que son más reales imaginarlos.

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Podrá soñar mundos que sean tan fantásticos que la voz de un ave podría matarte. Podrá soñar que el olvido y la memoria sean considerados actos voluntarios, no dadivas y agresiones que ocurren al azar. Podrá soñar que el cuerpo sea visto como Milton quería desde las sombras de los ojos. Podrá soñar que existirá un mundo sin máquinas y sin la doliente máquina que es el cuerpo.

La vida no es un sueño pero para algunos puede convertirse en un sueño, narra Novalis. Un importante ejemplar de los cuentos latienoamericanos.

Fin

Arriad el foque de Ana María Shua

Este es un relato ejemplo de los cuentos latinoamericanos al que hay que prestarle mucha atención ¡Arriad el foque!, dice el capitán ¡Arriad el foque!, vuelve a mencionar el segundo. ¡Orzad a estribor!, ordena el capitán. ¡Orzad a estribor!, vuelve a repetir el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!, dice el capitán. ¡El bauprés!, vuelve a repetir el segundo ¡Abatid el palo de mesana!, menciona el segundo.

Fin

Duelo de Alfonso Reyes

Mientras los hombres se encontraban en la Cámara, dos hombres uno  al extremo del otro, le grita un diputado aristócrata: “usted ha sido abofeteado” mientras que el diputado demócrata, encogido de hombros le dice: “usted ha muerto por duelo”.

Fin de este representante corto de los cuentos latinoamericanos.

El adivino de Jorge Luis Borges

En un pueblo de Sumatra, existió un hombre que quería ser maestro adivino. Mientras el brujo lo examinaba, le pregunto si este iba a pasar o iba a raspar. El aspirante luego de pensarlo respondió que iba a raspar…

Este es el final de este particular de los cuentos cortos latinoamericanos.

La historia que se repite de Gabriel García Marquez

Esta historia pertenece a los cuentos latinoamericanos y habla de que todos cuando somos jóvenes esperamos con mucha ilusión la Nochebuena.

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Incluso redactábamos con ingenuidad una carta que contenía una gran lista de deseos con “Quiero que me regales…” y nos pasábamos los días contando cuanto tiempo pasaba, esperando a que llegaran los regalos.

Así sucesivamente esperábamos con ansia y cada mañana bajábamos a esperar cuantos días faltan hasta la llegada de nuestros regalos.

Pero a medida que el preciado día se acercaba, cada hora se hacia eterna, la cual se pasaba llena de advertencias, al estilo de “si no te portas bien no recibirás regalos”.

Es en esta época en donde las pasábamos felices visitando a la familia, así como también ir de compras para después volver a casa y llenar de luces nuestro árbol de Navidad, hasta que, llega el día de la ansiada Nochebuena.

La casa se encontraba tan llena de vida y de alegría que después se convirtió en mágica con la aparición de los regalos que la ilusión de ellos se volvía realidad y que por un momento olvidamos lo que en realidad significa la Navidad.

Hoy en día, nos encontramos cerca de la Nochebuena y son sus hijos, quienes repiten la historia, pasando todos los días cercanos a la fecha tan esperada, redactando borradores con cartas tan hermosas y con una imaginación sin precedentes. En donde los niños y niñas de todo el mundo piden y piden, ya sea juguetes, muñecas o pelotas, e incluso la frase célebre de “lo que me quieras traer”.

Y mientras los más pequeños de la casa en Navidad se llenan de ilusión, son los adultos quienes se llenan de esperanza y les permite convivir con el resto de la familia, regalándose entre todos cariños y buenos deseos, celebrado nuestros éxitos, mientras nos apoyamos unos a otros especialmente en nuestras derrotas, y por último y no menos importante, tratando de entendernos.

¡Debido a que la mejor forma de celebrar el nacimiento del niño Jesús es hablando con el que está lejos, olvidando todos los resentimientos y rencores…. Solo amando y perdonando!

Final fabuloso para uno de los cuentos latinoamericanos.

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La honda de David de Augusto Monterroso

En este caso de los cuentos latinoamericanos, se nos cuenta que hubo una vez un niño que de nombre David N; ese niño tenía una puntería y habilidad espectacular en el manejo de su resortera que generaba la envidia y la admiración de todos sus amigos del vecindario y de la escuela, ellos iban a él para poder verlo mientras comentaban entre ellos cuando sus padres no estaban cerca sobre David.

Por lo que, un día cansado de tirar al blanco con el que todos los días practicaba, David descubrió que era mucho más interesante ejercer esa habilidad que le dio Dios,  contra los pájaros que se acercaran, por lo que fue desde ese preciso instante en el que disparo a todos aquellos pájaros que se le ponían adelante, en especial, a los Ruiseñores, Jilgueros, Pardillos y Alondras.

Sus cuerpecitos sangrantes poco a poco iban cayendo sobre la hierba con su corazón aun agitado por el susto que el niño les dio y por las violencia de la pedrada que llevaron.

Ese día David corría emocionado hacia ellos. Así pasaron los días hasta que cuando los padres descubrieron la costumbre que su hijo tenía, se alarmaron y pasaron a decirle que eso estaba mal y su conducta, ellos fueron tan convincentes que con lágrimas en los ojos, el niño reconoció su culpa y se sinceró, por lo que durante el tiempo en el que crecía se encargó de dispararles únicamente a los otros niños.

Con el paso de los años, David se convirtió en soldado de la segunda Guerra Mundial, ascendido brevemente  a general, después condecorado con las cruces más altas que existían por haber matado él solo a unos 36 hombres, sin embargo, más tarde lo degradaron y lo fusilaron por dejar escapar a una paloma con vida, la cual era mensajera del enemigo.

Fin

La jirafa de Juan José Arreola

Este relato representativo de los cuentos latinoamericanos, nos muestran en el momento en el que se dio cuenta de que los arboles los había colocado muy lejos, en cuanto a sus frutos, Dios no tuvo ninguna opción más que estirar el cuello de las jirafas.

Estas criaturas cuadrúpedas con una cabeza volátil, desearon ir por encima de su realidad corporal, y comenzaron a entrar al reino de las desproporciones. Para ello se tuvo que resolver algunos cuantos problemas biológicos que se parecen más a los de ingeniera y los de mecánica comparándolo con: un circuito nervioso que tiene doce metros de largo.

Igualmente contamos de una sangre que se eleva contra la gravedad, utilizando un corazón que marcha como si fuera una bomba de pozo; y más aún cuando hablamos de su lengua eyectil, la cual puede ir más arriba, debido a que sobrepasa los 20 centímetros de alcance.

A pesar de todos los despilfarros de técnica, los cuales involucran de manera impresionante su galope y amores, las  jirafas figuran los deseos del espíritu, debido a que buscan en las alturas los que otros encuentran en suelo.

Pero al fin y al cabo, tienen que inclinarse cuando necesitan beber agua, por lo que se vio impulsada a consumar su pirueta al revés, alcance al ras de los burros.

Fin

Instrucciones para llorar de Julio Cortázar

Está historia empieza, dejando de lado los sentimientos, para enseñarnos la mejor manera de llorar, con la cual no se genere un escándalo ni que ésta llegue a insultar a la sonrisa tratando de ocupar su lugar.

El llanto normal u ordinario es una contracción que ocurre en el rostro y que le viene en conjunto de un espasmódico ruido, compuesto de lágrimas y de mucosidad, siendo estos, lo que se presentan al final, debido a que el sollozo termina, en el momento en el que uno se suene y se limpien con mucha energía.  

La mejor manera de llorar, es cuando la imaginación se centra en uno mismo, y si esto les resulta muy complejo y más aún si se encuentra en el exterior y no concibe las lágrimas, puede pensar en diversas cosas que lo hagan llorar como un pato que este envuelto en hormigas o inclusive en aquellos golfos que son del estrecho de Magallanes y en los que nadie entra nunca.

Llegados a este punto, en donde las lágrimas está apareciendo, se tiene que proseguir tapándose la cara con las manos, haciendo esto con el máximo decoro y usando ambas manos con las palmas hacia adentro. Los más pequeños de la casa llorarán con la manga de la camisa o suéter contra su cara, pero de preferencia en un rincón de la habitación. Por ultimo, la duración del llanto tiene que ocurrir en un máximo de tres minutos.

Fin.

Con Fabulas

En este apartado, descubriremos una historia de lo mas interesante, la cual tiene que prestar atencion para encontrarle su moraleja:

El grillo maestro de Augusto Monterroso

Hace muchísimo tiempo, en una aldea lejana, existió un día en invierno que era muy caluroso en donde el Director de la Escuela entró de sorpresa al salón en el cual se encontraba el Grillo dando clases a los grillitos sobre el arte del canto.

Entro en el momento en que el Grilllo decía que sus voces eran las más bellas de las demás voces, debido a que ellos producía  el adecuado sonido contra sus costados que no se llegaba a comparar con el canto de los pájaros ya que ellos cantaban tan mal porque tenían que hacerlo con la garganta, considerando que ese era el órgano del cuerpo humano menos indicado para dicho arte de emitir sonidos tanto armoniosos como dulces.

El Director, que era un Grillo avanzado de edad, y mucho más sabio que el profesor,  luego de escuchar esa exposición, asintió varias veces y después se retiró, feliz de que en la Escuela todo siguiera como estaba en su momento.

Fin

Con Romance

En esta parte, descubrirás, no solo amor o desespero sino también un interesante giro de los acontecimientos:

Amor 77 de Julio Cortázar

Con el tiempo, luego de preparar todo lo que tiene que prepararse, después de que se paran, bañan, preparan, perfuman, y se visten, poco a poco van convirtiéndose en alguien que no son.

Fin.

Dulcinea de Juan Arreola

En un sitio que se encontraba solo, un hombre cuyo nombre no es importante para esta historia, se pasó cada día de su vida huyendo de una mujer concreta.

Él prefería la lectura y gozaba eficazmente como un caballero andante embestía a personajes femeninos, los cuales estaban conformados por vestidos y de faldas, que esperaban al héroe luego de las cuatrocientas páginas llenas de embrollos, desatinos y proezas.

Entre tanto envejecía, llegó a su cueva un día una mujer de carne y hueso, utilizando cualquier pretexto, entró a su habitación y lo impregnó con el fuerte aroma de sudor y de lana, era una joven, una campesina que estaba buscando un sitio para resguardarse del sol.

El caballero que para entonces ya había perdido la cabeza pero estaba muy lejos de poder atrapar a la joven que tenía al frente, se acercó a sus libros y por medio de las páginas y páginas de fantasía. Camino por los molinos y los corderos, inclusive por muchas lenguas y dio unas cuantas vueltas por el aire.

Pero tras su búsqueda infructuosa, la muerte lo había esperado en la puerta de su hogar, tiempo suficiente para poder escribir un testamento triste, ya que iba desde el fondo del alma reseca que tenía, solo el rostro polvoriento de una joven pastora fue lo último que vio lavándose las lágrimas verdaderas, mientras veía la tumba de un caballero demente. Si te gustan los cuentos de niños te recomendamos leer Cuentos con Moraleja.

Fin

El espíritu nuevo de Leopoldo Lugones

Nos cuenta sobre que en un barrio de mala fama de Jafa, allí existió un discípulo anónimo de Jesús el cual hablaba con las cortesanas: -La Magdalena se enamoró de un rabí- mencionó una de ellas- su amor es mágico- contesto el hombre- ¿Mágico?.. ¿Me negaras que esa mujer adora sus cabellos rubios y sus ojos profundos de su sangre real, ese saber misterioso y ese dominio sobre las personas; su belleza, en fin?

Es que no cabe duda; de que lo ama sin ninguna esperanza, por eso digo esto, que su amor es mágico.

Fin

La cola de Guillermo Samperio

Este cuento nos da una nueva perspectiva, comienza en una noche de estreno, estando fuera del cine, se fueron a la taquilla con la gente produciendo una cola, la cual descendía por todo el camino y que se alargaba sobre la acera que se estaba produciendo al lado de la pared y que pasaba cerca del puesto de los dulces y el de las revistas y periódicos.

Parecía una extensa serpiente compuesta de mil cabezas, una culebra que se contoneaba y que iba con diferentes colores, vestida tanto con suéteres como chamarras, inquieta y ondulante por toda la calle, inclusive daba una vuelta en la esquina, una víbora que se mueve ansiosamente mientras azota la banqueta, mientras invade la calle, cubre a los automóviles, irrumpe el tráfico.

También trepa los muros y las cornisas, mientras en el aire se va a adelgazándo, esa cola de boa introduciéndose lentamente por la ventana del segundo piso, cerca de una mujer hermosa, la cual toma el café de forma melancólica  en esa mesa redonda, dicha mujer puede escuchar el rumor de las personas en la calle, escuchando solitariamente el cascabeleo que rompe el aire de pesadumbre, transformándolo en una luz débil de alegría.

Recordando esos días en donde reinaba la felicidad y el amor,  en compañía de la sensualidad nocturna y encontraba ese cuerpo firme y bien formado, el cual lentamente abría las piernas entre tanto se acercaba a su pubis, que se encontraba húmedo, se quitaba suavemente las pantimedias y su pantaleta, luego le permite que la punta de una cola que esta enredada en una pata de la silla y recta debajo de la mesa, la posea.

Los besos de Juan Carlos Onetti

Los conoció y los extraño de su madre. Ella besaba cada una de sus mejilla, e incluso en la mano de todas las mujeres que conociera, de paso había respetado el rito que prohibía unir las bocas con sus novias, aquellas mujeres que le habían besado utilizando la lengua y que se habían detenido de manera escrupulosa para besarle el miembro.

Ese calor, saliva y deslices, como tienen que ser. Sin embargo, después de la sorprendente entrada de aquella mujer desconocida, iba atravesando el camino de cada uno de los dolientes, así como a su esposa, sus hijos y la de sus amigos llorones.

Ella se acercó, la muy puta, llamativa e imperturbable, para besarle su frente, sobre el ataúd, dejando ese beso entre sus tres arrugas, una marca de color carmín.

Fin

Suspenso

En este apartado descubrirás historias, unas un tanto extravagantes y otras un poco terroríficas, pero no te aburrirás.

Aguafuerte de Rubén Darío

En este relato podemos ver en una casa que se encontraba cerca, se escuchaba un sonido metálico y rítmico. Había un recinto estrecho en donde las paredes estaban todas llenas de hollín de un color negro, muy oscuro, allí trabajan uno hombres en la forja.

Mientras se encontraba moviendo la herramienta que resoplaba, iba haciendo crepitar el carbón, lanzando chispas y  llamas como si fueran unas lenguas llamativas y azulejas que brillaba cada vez más mientras se enrojecía debido a las grandes barras de hierro, al mismo tiempo que los otros obreros se miraban con un reflejo tembloroso.

En eso se ensamblaron unos tres yunques que resistían al batir del hombre que golpeaban al metal candente que con el paso de los ruidos hacían saltar una lluvia enrojecida.

Mientras que los forjadores utilizaban ropas de lana con los cuellos abiertos y unos largos delantales hechos de cuero, se les alcanzaba a ver ese cuerpo gozo con un  pecho velludo, y de sus holgadas mangas, se les podía apreciar unos brazos gigantescos, parecían rodadas piedras, llenas de musculo que alejan a los torrentes, como los de Anteo.

Fue en esa caverna oscura y con el resplandor de las llamas, que parecían talladas de ciclopes que a un lado se encontraba una ventanilla que dejaba salir por poco un haz de luz de sol.

Pero cuando mirabas más de cerca en la entrada de dicha forja, como si fuera un marco oscuro, se encontraba una muchacha con la piel blanca que comía unas uvas sobre ese hollín y carbón que abundaba en el lugar con sus hombros tan delicados y suaves que se encontraban desnudos y que hacían resaltar su color de lis, con su casi desapercibido tono dorado.

Fin

Literatura de Julio Torri

El escritor que tenía las mangas de la camisa bien colocadas, metió una hoja en una máquina de escribir, la cual posteriormente enumeró para pasar a escribir sobre un abordaje de piratas.

Sin embargo, no conocía el mar pero de todas formas lo iba a relatar como si fuera el mar del sur que es turbulento y misterioso. Nunca en su vida había había entablado conversaciones con personas que no fueran sus empleados o vecinos; pero en estos momentos tenía que pensar en cómo describir a los piratas, mientras escuchaba a los pájaros jilgueros de su esposa, así como también a las grandes aves marinas y a los alabastros que se encontraban poblando su cielo nocturno.

Así que pensó en las luchas que tenía con los editores y con aquel público indiferente y las convirtió en el abordaje de aquellos furtivos piratas; y llamó miseria a la que estaba llegando a su hogar con aquel mar bravío.

Para después pasar a describir como dichas olas mentían lentamente a los cadaveres y los mástiles rotos, en donde el escritor pensó en la visa sin algún triunfo, aquella que estuviera gobernada por esa fuerzas que fueran tanto sordas como fatales, pero que después de todo la terminó convirtiendo en sobrenaturales, mágicas y fantásticas.

Fin

El dinosaurio de Augusto Monterroso

Un día, un hombre despertó y descubrió que el dinosaurio seguía allí. Si te gustan los cuentos mexicanos, te recomendamos leer Cuentos Cortos Mexicanos.

Fin

El murciélago de Eduardo Galeano

El murciélago había subido a los alturas a visitar al creador de todo y le dijo: Estoy cansado de tener un aspecto tan horroroso, dame unas plumas de diversos colores; pero el creador de forma rehusada le respondió: No.

Pero a Dios no le quedaba alguna pluma, por lo que le dijo: Cada una de las aves te dará una. Por lo que el murciélago obtuvo una pluma blanca de paloma, una de color pasto del papagayo, una tornasol del colibrí, del Martín pescador una pluma de color cielo, del tucán obtuvo una pluma del color del sol y del águila una pluma color arcilla.

Pero debido a que en una noche de lluvia se le cayeron las plumas, se convirtió en un enemigo de la luz,  desde esa entonces esta buscando sus hermosas plumas, siendo ciego y feo, solo cuando cae la noche, porque le da pena que las demás aves lo vean.

El suicida de Enrique Anderson

Mientras la Biblia se encontraba al pie de la mesa, abierta con una parte resaltada en rojo que señala el versículo que lo explicaría a todo en el momento en que lo encontraran, acomodó todas las cartas que tenía: las de su esposa, las del juez y las de sus amigos, para después ingerir el veneno mientras se acostaba.

Paso un rato, y nada, mientras se levantaba miró el el frasco, y confirmó que en efecto si era veneno.

¡Él se encontraba muy certero! Llenó la dosis en el vaso y y se la bebió, para acostarse de nuevo. Paso otra hora y no moría.

Entonces agarró su revólver y se disparó en la sien. Y nada paso, por lo que pensó: ¿Qué broma era ésta?

Después pensó  Alguien ¿pero cuando y quien? Esa persona había cambiado por agua el veneno y aquellas balas por cartuchos de fogueo.

No dejándose rendir disparo las  cuatro veces que le quedaban de balas. De igual forma fueron inútiles todas, por lo que agarrando las cartas, salió del cuarto junto en el instante en el que la mucama y el dueño del hotel, curiosos y preocupados por lo que estaba ocurriendo acudían por el estruendo de los cinco disparos.

En el momento en el que entró a la casa descubrió que su esposa estaba envenenada y que cada uno de sus hijos tenía un balazo en la sien.

Por lo que alarmado agarra el cuchillo de cocina y mientras se quitaba la camisa, se fue dando cuchilladas. Sin embargo, se dio cuenta que después de que las cuchillas se hundieran en sus carnes blandas y salieran, esta salía limpia como si no se hubiese hecho nada mientras que sus carnes recobraban lentamente su normalidad.

Después se colocó aceite en el cuerpo pero cada vez que prendía los fósforos estos se apagaban cada uno chirriando.

Se dirigió al balcón corriendo pero antes de tirarse logró ver cómo en la calle habían mujeres y hombres desangrándose por el vientre acuchillados, viendo todo entre las llamas de una ciudad incendiada

Fin

Episodio del enemigo de Jorge Luis Borges

Este ejemplo de uno de los cuentos latinoamericanos, nos habla de un persona que estuvo muchos años huyendo y esperando, sin embargo, ahora tenía al enemigo en la entrada de su casa. Desde la ventana consiguió verlo subir penosamente el áspero camino del cerro, mientras se ayudaba con un bastón, era un torpe bastón que en esas viejas manos no podía convertirse en un arma sino como un báculo. Pero me costó percibir lo que estaba esperando, el sonido débil de un golpe contra la puerta.

Hay que ver sin ningún desasociego que los escritos, ese borrador que se encontraba a medio terminar y ese tratado de Artemidoro sobre los sueños, un libro que no sirve debido a que no sabe leer griego. Fue otro día perdido, pensó. Por lo que tuvo que forcejear las llaves. Si te gusta la literatura pero no sabes que leer te recomendamos el siguiente articulo Fábula del León y el Ratón.

Incluso temió que ese hombre se cayera, pese a ello, dio unos cuantos pasos, después soltó el bastón el cual desapareció de la vista y cayó en la cama, sin energías. Debido a la ansiedad,  lo había imaginado unas cuantas veces pero fue en ese  instante en que pensó que ese hombre tenía un parecido impresionante al retrato que tenia de Lincoln. Ese momento dieron las cuatro de la tarde.

Mientras le hablaba, le había desabrochado el sobretodo mientras que la mano derecha se encontraba en el bolsillo del saco, me señalaba que buscara ahí y cuando lo hice sentí que era un revolver.

Entonces me dijo lentamente y firmemente: Para poder entrar en su casa, tuve que recurrir a la compasión, ahora lo tengo a mi merced y yo no soy misericordioso.

Por lo que prepare unas cuantas palabras como yo no soy un hombre con coraje y solo unas frases podrían salvarme. Pero le atiné a decir fue:

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-Es verdad, que hace mucho tiempo que yo ya no maltrato a niños, pero usted ya no es un niño insensato. Por lo que la venganza sería más ridícula que el perdón.

-Es cierto que ya no soy ese niño de entonces- me dijo- pero igual tengo que matarlo, esto no se trata de una venganza, es un acto de justicia, esos argumentos que me dijo Borges son solo meras estrategias de su miedo para que no lo asesine. Pero usted ya no puede hacer nada.

Fin d este ejemplo de cuentos latinoamericanos.

Lámparas de Hojalata de Álvaro Mutis

En este caso de los cuentos latinoamericanos encontramos a alguien cuyo trabajo se centra en limpiar las lámparas de hojalata de manera cuidadosa con estas lámparas, los señores las utilizan para salir a cazar en la noche el zorro en los cafetales. Asombran al zorro por enfrentarlo con estos complejos artefactos, los cuales olían a petróleo y a hollín y que se oscurecen en seguida debido a la llama que en un instante deja ciego los ojos color amarillos de la bestia.

Él nunca ha escuchado ninguna queja de los zorros, ya que siempre mueren espantados por la luz inesperada que se les aparece, por ultimo miran una vez más a sus verdugos, pareciéndose a quien se encuentra a los dioses mientras doblaban una esquina.

Ese es mi destino, mi tarea, mantener esa lámpara brillante y preparada para la noche ¡y yo que me veía convertido en algún día en un viajero de tierra de aventura!

Fin

La sirena del bosque de Ciro Alegría

Este representante de los cuentos latinoamericanos nos habla sobre que hubo una vez un árbol que se llamaba lupuna, era uno de los arboles originarios de la selva amazónica, era uno de los más hermosos que existían le decían “Tiene madre”. Los indígenas selváticos contaban que un árbol así lo creen poseído ya sea por un espíritu o que está habitado por un ser vivo.

Ellos disfrutan del privilegio de los árboles que sean hermosos o raros. La Lupuna es uno de los arboles más altos que existe en la selva amazónica, debido a que cuenta con un ramaje apuesto, y su tallo, tiene ese color gris plomizo que está adornado en la parte inferior con una especie de triangulares aletas.

El árbol de nombre Lupuna, despierta con sumo interés la primera vez en la que los ojos se fijan en ella, y al contemplarlo por un largo rato, este produce una sensación muy sorprendente de belleza.

Como dicen que “Tiene madre” son los indios quienes no la quieren cortar, tanto las hachas como los machetes de tala solo romperán los bosques con la finalidad de levantar los pueblos o inclusive de limpiar la siembra de plátanos y de la yuca, también pueden abrir caminos. pese a que, la lupuna. Seguirá quedándose señoreando, pero, de igual forma, aunque no roce, siempre sobresaldrá de todos los arboles del bosque, por su altura y su conformación, ya que la hacen ver.

Para los indios cocamas, la madre de la lupuna, es decir, del ser que habita en el árbol, es una mujer de piel blanca con el cabello rubio y muy hermoso. En las noches de luna, ella se sube al corazón del árbol, lo más alto que hay hasta la copa y se deja iluminar por la luz mientras canta sobre el océano vegetal que lo conforman las copas de los árboles, su dulce voz se derrama alta y claramente, es muy melodiosa y llena  toda la selva de su solemne voz.

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Aquellos hombres y animales que las escuchan cantar, quedan hechizados. Incluso es el mismo bosque quien aquieta sus ramas para poder oírla mejor.

Los viejos cocamas le dicen a los más pequeños que tiene que tener cuidado con el hechizo de su voz, ya que dicen que quien la escuche, no debe ir nunca a la mujer que canta porque si lo hace nunca regresará.

Algunos indígenas piensan que mueren mientras esperan alcanzar a esa gemosa mujer, mientras que otros creen que ella los convierte en arboles. Sea cual sea su destino, ninguno de los jóvenes cocama que siguiera esa voz tan fascinante, soñando con alguna vez ganar a la bella mujer, regreso jamás.

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Es esa mujer que sale de lupuna, la sirena del bosque. Lo mejor que se puede hacer es escuchar con gracia en las noches de luna su hermoso canto que se encuentra lejos y cerca.

Fin

Soledad de Álvaro Mutis

En este ejemplar de cuentos latinoamericanos, se tiene a un personaje que un día, entre tanto se encontraba en la selva, estaba rodeado de un silencio mientras que la  noche le obsequiaba los árboles gigantes, observaba las hojas del banano, por primera vez conoció el Gaviero, ese terror secreto cercano a sus miserias era un pavor cercano al vacío que le acechaba tras los años de historias y de paisajes que llevaba con él.

Fue esa noche que permaneció en el Gaviero en una guardia, mientras ansiosamente esperaba y temía por su existencia ya que podría convertirlo en un naufragio en la demencia. Unas amargas horas de puro insomnio, que presenciaba Gaviero con una secreta herida que lo envolvia de miedo en algunos momentos.

El ruido de las cacatúas que pasaban por ese lugar en bandadas que se extendían por el alba, le devolvió a sus compañeros y le dio las herramientas usuales al hombre en sus manos. Es que ni el amor, ni la esperanza, ni la desdicha, e incluso ni la ira, lo volvieron a convertir en los mismas para el después de su aterradora vigilia en la soledad nocturna y mojada de la selva.

Fin

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Una de dos de Juan José Arreola

Uno de los cuentos latinoamericanos que comienza con una pregunta ¿yo alguna vez he luchado con el ángel?. Por desgracia para mí, ese ángel era un ser muy macho dominante y maduro que utilizaba una ropa de boxeador. Habíamos botado todo lo de nuestro estomago, cada uno de nosotros por su lado, en el cuarto de baño. Si te interesan los cuentos te recomendamos leer Cuentos tradicionales.

En la casa se encontraba mi familia esperándome. Por lo que de manera inmediata, el hombre empezó a estrangularme de forma decisiva. La lucha, o más bien una defensa por mi parte, se desarrolló muy rápido para mí, contando con múltiples análisis reflexivos.

En un intento por calcular todas las probabilidades tanto de perdida como de salvación, apostando entre la vida y el sueño, mientras me dividía  entre ceder y morir, fui aplazando la pesadilla como si fuera un ilusionista el cual deshace sus ligaduras de momia, y logra salir con el cofre blindado.

Sin embargo, me encuentro todavía con las huellas mortales que me dejo mi enemigo y en la conciencia, esa certidumbre de que solo disfruto de una tregua, fue el remordimiento de haber ganado un episodio de una batalla que está completamente perdida.

Fin

cuentos latinoamericanos

Un paciente en disminución de Macedonio Fernández

Es uno de los cuentos latinoamericanos representativos. Esta historia trata del señor Ga, un hombre que había sido disciplinado y constante paciente del medico. Lentamente le fueron extirpando los dientes para después sucesivamente el bazo, el colon, el riñón, el pulmón, posteriormente las amígdalas, el estómago, y en estos momentos se encontraba el señor Ga llamando al medico con la finalidad de que le atendiera el pie.

Cuando el doctor Terapéutica examinó lentamente el pie del Señor Ga, en donde además lo meneaba y tocaba de manera grave, sacudió la cabeza y dijo:

-Tienes mucho pie, esa debe ser la razón por la que se siente muy mal, tendré que trazarle el corte que es necesario para luego llamar al cirujano.

Fin

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