El gato y el ratón, historia que cautivará a tus chicos

El gato y el ratón es una historia muy conocida. Aquí te traemos dos versiones para que compartas con los más pequeños de la casa y disfrutes de sus enseñanzas.

El gato y el ratón

¿Qué son las fábulas?

Son relatos cortos en los que por lo general hay una moraleja o enseñanza. Una característica común de las fábulas es que sus protagonistas son animales. Estos personajes tienen cualidades y comportamientos humanos, para enseñar valores a través de sus acciones.

Es normal encontrar fábulas donde los protagonistas son el gato y el ratón o la cigarra y la hormiga. En cualquier caso, hay historias cuyos personajes pueden ser todo tipo de animales. Lo importante es que al final dejen un aprendizaje. Puedes leer también acá el cuento de los tres cerditos.

Fábula El gato y el ratón

En un viejo tronco de árbol, vivían cuatro animales. Éstos eran enemigos, por naturaleza, pues se trataba, nada más y nada menos, que de un gato, un ratón, un búho y una comadreja. Sin embargo, a cada uno le gustaba su casa y se negaba a abandonar el tronco.

A sabiendas de los vecinos que tenían, era normal que todos desconfiaran entre sí. Nunca se sabía cuándo uno de ellos podría atacar para comerse al otro. Pero la amenaza vino de otro individuo. Y es que el viejo tronco se encontraba en el terreno de una granja. El granjero necesitaba despejar el espacio, por lo que quiso talar el árbol y deshacerse de los animales que allí moraban.

Este hombre colocó entonces varias trampas alrededor del tronco. La primera víctima fue el gato, que quedó atrapado en una red. El pobre felino no dejaba de maullar y pedir ayuda, pero nadie iba en su auxilio. El ratón decidió salir de su cuevita para ver qué pasaba. Cuando vio que el gato estaba atrapado en la red, el roedor se contentó mucho, porque su principal depredador ya no estaría más.

El gato, viendo la alegría del ratón por su desgracia, le dijo:

No comprendo la razón de tu alegría, amigo ratón. Debes saber que si yo muero, quedarás a la merced del búho y de la comadreja. Ellos no tardarán en darte cacería y hacerte su cena. Pero, si me ayudas a salir de esta trampa, prometo protegerte, como un gesto de gratitud.

El gato y el ratón

El ratón lo dudó, pero después de pensarlo por unos segundos, decidió ayudar al gato a liberarse. Después de esto, ambos huyeron a otro lugar, porque ya no tenían la seguridad del tronco. Pasado algún tiempo, el gato veía cómo el ratón seguía con una actitud precavida cuando estaba cerca de él.

No tardó en preguntarle al pequeño roedor el motivo de su zozobra, diciendo:

¿Por qué actúas como si yo fuera tu enemigo? ¿Acaso has olvidado la promesa que hice de cuidarte?

A esto, el ratón contestó:

No he olvidado tu promesa, pero tampoco olvido tu instinto natural. De la misma manera, me es imposible olvidar las condiciones en las que te encontrabas cuando prometiste cuidarme.

Moraleja: más vale no confiar en las alianzas y promesas que se hicieron cuando reinaba el miedo, porque cuando éste se vaya, no valdrán nada.

Comprensión de la fábula de El gato y el ratón

Una vez que hayas compartido esta fábula con tus pequeños, puedes propiciar una reflexión con ellos. Así verás qué tan atentos estaban al relato y qué tan bien lo comprendieron. Tal vez estas preguntas te sirvan de guía:

  • ¿Cuántos animales vivían en el viejo tronco?
  • ¿Eran buenos amigos todos esos animales?
  • ¿Quién puso las trampas del árbol?
  • ¿Quién fue el primero en caer en la trampa?
  • ¿Los demás animales acudieron todos en su ayuda?
  • ¿Por qué el ratón seguía con miedo del gato después de huir juntos?
  • ¿Qué habrías hecho tú en el lugar del ratoncito?

Estas interrogantes facilitarán tener una conversación amena con los niños. También les permitirá compartir opiniones y posturas frente a la moraleja de la fábula. Si tienes niños pequeños, puedes invitarlos también a que realicen un dibujo de los personajes de la historia, tal y como se los imaginen. te sugerimos también leer el cuento de la tolerancia.

El gato y el ratón

Un relato diferente, con los mismos protagonistas

Chester era un gato callejero, que disfrutaba de cazar ratones o robarse algunos platillos de las ventanas de las casas. Pero cierto día, no había logrado cazar ni encontrar nada de comida, por lo que tenía mucha hambre.

Deambulando por las calles, de pronto vio un agujero del cual salía y entraba un ratoncito. ¡Ésta es mi oportunidad de cenar algo hoy! – Pensó Chester, y se fue a darle cacería al ratón. Llegó al agujero y sin pensarlo dos veces, metió una de sus zarpas hasta el fondo.

Pero en el intento por hacerse con su presa, de pronto se quedó atascado. Por más que tiraba, no podía sacar su garra del agujero. El pobre Chester empezó a preocuparse, porque se iba a quedar sin comida y atrapado. Pidió ayuda por un buen rato, pero nadie le prestaba atención.

Dentro del agujero, el ratón estaba al tanto de la presencia y las intenciones de Chester. Por su cabeza pasó la idea de dejar que el gato resolviera su situación por sí mismo. También pensaba que si lo ayudaba a salir, luego podría ser la presa del felino. Pero este pequeño ratón tenía un gran corazón y no aguantó escuchar los lamentos del gato atrapado.

Comenzó entonces el ratón a excavar en el agujero, para hacerlo más grande y que así el gato pudiera sacar su pata. Estuvo así por unos cuantos minutos, hasta que por fin Chester quedó liberado.

Cuando el gato se dio cuenta de que su salvador había venido desde dentro del agujero y que era justamente el ratoncito al que quería comerse, se sintió avergonzado. A pesar de tener mucha hambre, Chester decidió buscar otro alimento.

Se acercó al ratón, cuando éste salió para ver cómo estaba el gato, y le dijo: Quiero disculparme porque todo esto sucedió por mi mala intención. Yo quería comerte, porque tengo mucha hambre, pero tú me ayudaste a sacar mi pata del agujero. Ya no te haré ningún daño. Desde ese día, Chester y el ratoncito se hicieron amigos y se ayudaron mutuamente.

Fin

Como ves, tanto en la fábula como en el cuento hay valores para enseñar a tus pequeños. Puedes armar otra reflexión con el segundo cuento de el gato y el ratón, o narrarles este cuento de emociones.

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