Fábula de la lechera, una historia de frustración y más

Los seres humanos vivimos momentos difíciles que nos hacen sentir emociones desagradables. Las fábulas sirven para describir éstas situaciones. La fábula de la lechera, aborda el tema de  la frustración.

¿Qué es la frustración?

Las personas que hacen vida en una sociedad desde los primeros años, se van involucrando en situaciones que ameritan para éstas,  alcanzar metas u objetivos para ellos importantes. Un niño que desea obtener un juguete, una golosina al no obtenerla se produce en él una sensación de malestar emocional, que puede ocasionar ciertas reacciones desde un aparente ensimismamiento, llanto, hasta ira o agresión.

En la medida en que las actividades del hombre se tornan más complejas en sus relaciones y en el tratamiento personal de las mismas, los objetivos de vida también varían igualando en complejidad a la situación social que se esté viviendo; éstos cambian, no es igual las necesidades y expectativas de un niño, de un adolescente, de un adulto  o anciano, además de matizar los deseos personales de cada quien, de acuerdo a la actividad que se realice.

Las actividades per se tiene sus características, dinámicas, exigencias y fines; los seres humanos tienen a su vez la capacidad de adaptarse a estos atributos tomando en cuenta sus fortalezas y capacidades personales que refieren a su vez alguna exceptiva  personal a lograr. Al presentarse una discrepancia entre lo que espera el individuo y las exigencias de la actividad,  que puede llevar a  no alcanzar lo que éste perseguía, indudablemente, se producirá un malestar emocional.

Este malestar, el cual es una constante a lo largo de la vida en cada ocasión en que se produce no lograr el objetivo o meta deseada, genera diferentes manifestaciones en la persona, equivalentes a las observadas en el niño, cuando sus deseos no son satisfechos.  El hombre puede ir desde la no aceptación consciente del fracaso, hasta la generación  de conductas agresivas hacia sí mismo o a terceros.

En todo caso, el tipo de reacción expresada por el individuo, va a depender de muchos factores asociados a su madurez, valores, cultura e incluso salud física y mental en general. Obviamente, no alcanzar las metas que demanda la sociedad, conlleva a la sensación de fracaso, pero no todo el mundo reacciona igual ante éste. Siempre ha de esperarse una reacción, esto es lo normal, lo anormal seria esconderla u ocultarla, como si nada hubiese ocurrido.

Si te interesa indagar sobres las emociones humanas es recomendable leer el siguiente artículo: 32 Actividades para Trabajar las Emociones.

fábula de la lechera

Al respecto se puede decir que la frustración, en cualquiera de los casos en que se produzca en el individuo al no alcanzar la meta deseada, su consecuencia lógica se expresa en una situación de malestar emocional, que es lo que se conoce normalmente como hecho frustrante. Dependiendo de cómo se manifieste puede ser catalogado como: una sensación, emoción o un sentimiento.

La manifestación del hecho frustrante también involucra establecer algunas diferencias, cuando se tiene conciencia de la desagradable situación de no alcanzar una meta deseada, la respuesta puede ser, sentir en el cuerpo un manifestación  como la de vacío estomacal o tristeza que conlleva a realizar una mueca característica en el rostro, en este caso estamos frente a una sensación.

Si la situación es que el individuo luego  de percibir e evidenciar su fracaso en lo que se deseaba, comienza a realizar acciones descontroladas, que pueden impactar en el entorno, como un llanto desconsolado e inclusive agresiones  hacia tercero u objetos; nos referimos al estar en presencia de la fuerza de las emociones y su condición irracional, ya que, no existe en la persona un manejo lógico, consciente, equilibrado de la situación frustrante.

Otra  posibilidad que se manifiesta muy frecuentemente;  es que  la sensación provocada, al manifestarse  la frustración, su imagen desagradable perdura en el tiempo, no se olvida, hay un control personal, no existen reacciones incontroladas (llanto, insomnio, ira),  pero siempre está presente en el recuerdo. En esta situación, nos referimos a un sentimiento. En definitiva, la frustración se puede expresar a través de una sensación, una emoción o un sentimiento.

Frustración y mecanismos de defensa

Así como el cuerpo humano, cuando es invadido por virus o bacterias, activándose su sistema inmunológico, propiciándole defensas que ataquen el agento nocivo extraño al organismo, en procura de preservar la salud; así mismo, la salud mental se pone a prueba cuando al estar frente a un hecho frustrante, la conciencia de ello, promueve en el individuo manifestaciones desagradables de  algún tipo, que dispara la necesidad psicológica de defenderse.

La frustración generada,  enciende alarmas de urgencia en el individuo  comenzando a operarse en él, reacciones de preservación de su salud mental y emocional; es aquí donde surgen los llamados mecanismos de defensa, entendidos éstos, como el conjunto de manifestaciones de carácter psicológico  que intentan mantener su equilibrio. Estos varían de acuerdo a las características personales del individuo: edad, género, condición socio económica y nivel educativo  entre otros.

Existe una amplia gama de mecanismos de defensa, lo más importante de estos, es que resulten funcionales u operativos a la hora de enfrentar un hecho frustrante. Esto quiere decir, que una vez activados, produzca en la persona una suerte de alivio que la ayude a superar la situación frustrante. Toda persona debe aprender a tolerar situaciones frustrantes y a diseñar estrategias de elaboración de mecanismos de defensa apropiados.

Para comprender mejor lo anterior, veamos algunos ejemplos. La agresión directa contra un objeto o persona puede causar alivio, pero a la vez puede colocar a la persona en una situación de mayor gravedad. En este caso, el mecanismo de defensa no funciona. En lugar de solucionar  el problema  lo agrava, colocando al sujeto al borde de una situación penalizable.

La proyección como forma de justificación de una conducta indeseada, es otro mecanismo de defensa inadecuado, que se presenta en situaciones donde para lograr un objetivo, la persona apela a un acto ilegal; al ser descubierto en la fechoría, procede entonces a justificarse  con el argumento de que esto es una conducta generalizada .Tal es el caso del alumno sorprendido haciendo trampa en una evolución, se proyecta en el supuesto de que “todo el mundo lo hace”.

La racionalización es un mecanismo de defensa, que puede ser muy útil a la hora de enfrentar la situación frustrante de no haber alcanzado alguna meta. Es el caso del estudiante que ante los consecutivos fracasos académicos, decide cambiar de  carrera, aludiendo alguna razón lógica, por ejemplo, se retira y busca una opción de estudios que según su criterio tiene mayor campo de trabajo. Este razonamiento le produce emocionalmente alivio.

Múltiples son los ejemplos de situaciones que generen frustración, cada una de éstas pueden producir un sinnúmero de mecanismos de respuesta, entre los más comunes se pueden señalar la agresión indirecta como el sarcasmo, la sustitución directa de una cosa por otra, o al contrario empeñarse en el logro, el negativismo, no aceptar el fracaso, la identificación con alguien o un grupo, para alcanzar el éxito, la expiación o autocastigo, frente al fracaso y otros.

Argumento de la fábula de la lechera

La fábula es un tipo de expresión literaria, la cual permite de forma simple, amena y divertida, propiciar en los niños, la reflexión frente a hechos o situaciones de vida importantes en su proceso de formación. Por lo general, la fábula  contiene como elemento básico, una moraleja, una enseñanza básica vinculada a algún valor estimado en el seno de la sociedad. El contenido de La Fábula de la lechera,  es una invitación a reflexionar sobre cómo  superar la frustración.

En una región agrícola vivía  una niña, ella de manera muy responsable solía ayudar a sus padres  en las distintas labores de la granja. Un día, su madre, le pidió que procediera a ordeñar las  vacas del corral. La niña aceptó gustosamente, pero además se puso muy contenta, porque su madre al sentirse indispuesta, le permitió que llevara la leche recogida al mercado del pueblo; el dinero que obtuviese de la venta de la misma, se lo podría quedar, situación que la contentó aún más.

Luego de colocar la leche ordeñada en el cántaro respectivo, y colocarlo encima de su cabeza, partió camino al mercado del pueblo. Rebozando de felicidad al imaginarse el dinero que obtendría por la venta de la leche, y todo lo que podría hacer con éste. En su mente se planteó la comprar por lo menos trescientos huevos. De estos huevos nacerían según su imaginación, una cantidad de doscientos pollos.

Cuando los pollitos estuviesen listos, ella esperaría el momento adecuado para venderlos, esto se daría cuando los precios aumentaran. La ganancia obtenida por la venta la acumularía, de tal forma que al finalizar el año, ella estaría en condiciones de adquirir el mejor vestido,  a lucir en las fiestas. Le ilusionaba pensar, como los jóvenes se fijarían en ella, convirtiéndose en centro de atracción, dándole oportunidad de seleccionar al mejor de los pretendientes.

En su ensoñación, al  transitar por el camino, sin tomar en cuenta sus obstáculos, tropezó con una piedra, perdiendo el equilibrio y cayendo de bruces. El cántaro donde traía la leche voló por los aires, se estrelló en el piso, derramándose. La niña desde el piso muy frustrada, observando lo que le había pasado, reflexiona: qué calamidad, ahora no tendré ni la leche para vender, ni los pollitos, ni el vestido soñado; y todo esto por mi ambición.

Triste y abatida, la niña se incorpora del piso, se sacude el polvo de su vestido y emprende el camino de retorno a la granja. Ya en ésta, y de vuelta  a sus actividades cotidianas, no deja de  pensar en la oportunidad perdida al derramar la leche. Su descuido, la llevó a cometer un error, que la privó  de  su riqueza antes de  lograrla.

De la fábula de la lechera, se desprende un conjunto de ideas que representan el objetivo central el relato, lo que se conoce con el nombre de moraleja. Todo niño o persona que tenga la oportunidad de imbuirse en el texto, la fábula de la lechera, se encontrará con la consideración explícita, de no procurar un ser ambicioso; las personas que centran su vida en adquirir bienes materiales, corren el riesgo de querer siempre más.

Si te interesan las fabulas y sus moralejas, te invitamos a leer Pedro y el lobo.

Esta avidez, insaciable por las cosas, crea un barrera psicológica, que impide ver las cosas importantes, útiles, que tienes a tu alrededor, estas, además de ser elementos reales,  te dan el apoyo y  la valoración más desinteresada posible. La fábula de la lechera,  plantea la necesidad de centrarse en el trabajo presente y no hacer un esfuerzo,  por algo que no se tiene certeza de que se producirá, ya que, depende de la consolidación de un futuro  incierto.

La niña de la fábula de la lechera, en su ambición por obtener un bien material, se ilusiona  a tal punto que descuida sus acciones, no mira el camino a recorrer, arruinando su éxito; centrar la vida en una ensoñación, en una prosperidad no sustentada, Sin bases ciertas, no reales, es un camino seguro  a la frustración.

fábula de la lechera

El manejo de la frustración en el niño

La enseñanza de cómo manejar la frustración, es un proceso que debe comenzar a muy temprana edad; la familia y la escuela, son las entidades sociales en las cuales recae  la responsabilidad de lograr este objetivo. Su importancia radica en el hecho de que todo proceso de adaptación, pasa por comprender que la frustración es una situación inevitable en el desarrollo de la vida, el punto es, cómo manejarla.

Estas entidades, deben propiciar siempre  un clima psicológico en el niño, que estimule su autovaloración, su autoestima, de tal forma que todo lo que él ejecute, él lo reconozca como algo valioso; y sin olvidar que todo está sujeto a mejoramiento, no importa los errores que cometa.. Además de que entienda, que él participa en un entorno social que merece su reconocimiento y respeto.

Familia y escuela deben trabajar conjuntamente para ayudar al niño a entender que la frustración forma parte de la vida, no es una tragedia. En el caso de que la familia de una orientación y la escuela otra o viceversa, esto confundiría al niño, generando conductas inadecuadas, donde el niño, tenderá a imponer la posición de alguna de las instituciones sobre la otra.

La frustración suele conducir al descontrol de la conducta, en el caso de los niños, la ira, el llanto, y acciones  agresivas, son manifestaciones comunes, muy generales propias de niños con un mal manejo de la frustración. Por esta razón, inculcarle desde temprana edad, que informe, si siente algún tipo de malestar corporal, frente a una situación que constituya un reto para él y que no entienda; esto  permitirá la oportuna intervención del adulto, quien le dará la debida orientación.

La naturaleza de esta orientación, conlleva a disminuir o eliminar la ansiedad del niño, frente  a una situación que él considera, siente no  pueda manejar, evitándose de esta forma episodios de descontrol. Por esta razón, es aconsejable un número de alumnos que permita al maestro, el mayor conocimiento del niño, pudiendo percibir rápidamente una irregularidad que evidencie en alguno,  signos de frustración.

Utilidad de la fábula de la lechera en la educación de los niños

La fábula de la lechera, representa una oportunidad estupenda para fomentar valores humanos relevantes en los niños. Al desglosar su estructura, podemos observar situaciones que facilitan  el desarrollo de actividades en aula, propiciadoras de este aprendizaje, tan importante para el funcionamiento de la sociedad.

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La fábula de la lechera, descalifica la conducta ambiciosa, centrada en la adquisición de bienes materiales mercadeables como objetivo de vida, promotora de felicidad. Esta situación es aprovechable por el maestro para exaltar la importancia de la humildad, como principio de vida, dejando a un lado, plantearse el futuro signado por la obtención de riqueza.

Otro aspecto a considerar en la fábula de la lechera, lo representa la realización de un mapa de vida centrado en una planificación realista. Ante la improvisación de la lechera  que la lleva a construir un futuro basado exclusivamente en su sueño,  te invita a ver las cosas que tienes en tu entorno, y en base a éstas, cuidadosamente  construir un plan que garantice éxito para el logro de objetivos.

La frustración que experimenta la lechera de la fábula, por obtener el dinero y el vestido que según su criterio, le garantizaría  el éxito social; pone de manifiesto una profunda banalidad e individualismo, al no mostrar interés alguno por las consecuencias familiares de la pérdida de la leche; además, de no demostrar preocupación alguna por la salud de su madre, quien bondadosamente le concedió el derecho a la ganancia por la venta del lácteo.

Lo anteriormente planteado, le permite al maestro sugerir actividades que destaquen aspectos como la importancia de lo colectivo en contraposición al individualismo, así como proferir mayor sensibilidad y preocupación por tus seres queridos, sobre todo cuando manifiestan algún tipo de dolencia que ponga en riesgo su salud.

fábula de la lechera

En la fábula de la lechera, la niña evidencia un desconocimiento grande de las cualidades que posee, al estar centrada en sus objetivos materiales, no se da cuenta ni res reconoce valor alguno. Ella considera su realización personal a través de la adquisición de un bien material (el vestido, ignorando que ella es algo más que eso: una persona con una gran capacidad de trabajo en la granja de su familia, colaboradora en el hogar, obediente y responsable.

La visión de vida que se muestra en la niña de la fábula de la lechera, es  incapaz de considerar  que su grupo, en especial los varones jóvenes, podrían fijarse en ella, no por lo bonito y costoso de un traje, sino  por los atributos personales que ella posee. Por ejemplo, su interés por el trabajo responsable y la importancia del ahorro. Lamentablemente su banalidad y egocentrismo no le permiten mostrase más allá de lo que representa una prenda de vestir.

El maestro puede aprovechar la fábula de la lechera,  para reiterar la idea que la frustración es una situación emocional absolutamente humana y con gran probabilidad de ocurrir, pues no siempre se alcanzan los objetivos. En el caso de la lechera, ella  no resalta ni entiende que tuvo un accidente producto de un descuido, que en la circunstancia presentada en la fábula,  era casi un hecho que se produjese; lo que ella destaca es su frustración por no alcanzar su sueño.

Queda claro entonces que la perfección no existe, la posibilidad de un error en cualquier situación además de ser algo normal, su ocurrencia es inclusive calculada en las planificaciones científicas, la fábula de la lechera, permite observar el tratamiento humano ante el error, y sus implicaciones   propias del ser humano, capaz de alcanzar la frustración correspondiente

A continuación presentamos video que ilustra una de las tantas versiones de  la fábula de la lechera.

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