Hansel y Gretel, una historia tradicional con aprendizaje

El cuento de Hansel y Gretel pareciera ser infantil, pero lo disfrutan las personas de todas las edades. Como buen cuento de hadas, tiene hechos ficticios y fantásticos que nos harán imaginar cómo es posible que sucedan tales cosas. Pero eso es parte del encanto de este cuento. Sigue leyendo para que lo disfrutes con tus hijos.

hansel y gretel

Cuento de Hansel y Gretel

A las orillas de un gran bosque, se encontraba una cabaña en la que vivía una familia muy humilde. Eran dos niños, llamados Hansel y Gretel, junto a su padre, que era leñador, y una mujer que se había casado con él.

Para esa época, el país en el que vivían atravesaba una fuerte crisis, por lo que el dinero y el alimento escaseaban. La casa de esta familia no era la excepción, pues cada día veían cómo disminuía la cantidad de comida, sin poder comprar más.

La situación era tan grave, que un día, el leñador y su mujer vieron que sólo había una hogaza de pan para alimentarse los cuatro. El pobre hombre se preguntaba cómo harían para poder sobrevivir, pero la mujer le dijo lo siguiente:

Se me ha ocurrido una solución, pero entiendo no será fácil de aceptar. Mañana cuando amanezca, iremos al bosque con los pequeños. Les daré un pedacito de pan y encenderemos un fuego para ellos. Nosotros nos iremos a trabajar, pero ellos tendrán que quedarse allí y no podrán volver.

El leñador, impresionado por semejante idea, le contestó:

¿Cómo se te ocurre abandonar a los niños en el bosque? Morirán de hambre o serán comidos por las fieras. Pero la esposa insistió con frialdad: Te dije que sería difícil de aceptar, pero no podemos morir de hambre los cuatro. De lo contrario, mejor apresúrate a construir los ataúdes.

Muy triste, el leñador le dio la razón a su mujer y se quedó pensando toda la noche. Le daba vueltas una y otra vez al pensamiento de abandonar a sus hijos en el bosque, pero no podía hallar otra solución. Hansel y Gretel, que no habían logrado dormirse por causa del hambre, escucharon todo lo que los adultos hablaron en la otra habitación. La pequeña Gretel estaba muy asustada y lloraba junto a su hermano.

Hansel la consoló diciendo:

No te preocupes, hermanita, yo voy a solucionar esta situación. Voy a idear un plan para salvarnos.

Se levantó con cuidado, para salir silenciosamente por la puerta de atrás. Afuera de la casa, encontró unas piedritas muy claras, que brillaban con la luz de la luna. Se llenó los bolsillos con ellas y se devolvió a la cama.

Hansel y Gretel

Al día siguiente, la madrastra fue al cuarto de Hansel y Gretel y les dijo:

¡A levantarse, holgazanes! Tenemos que ir al bosque a buscar leña. Tengan este pan, pero no se lo coman hasta el mediodía, porque no hay más.

Gretel guardó el pan debajo de su delantal, porque Hansel le hizo señas de tener los bolsillos llenos. En lo que emprendieron camino, el joven le susurró a su hermanita:

Voy a dejar un rastro de piedritas en el camino, para que luego podamos volver a casa. Así que no hay por qué preocuparse. Sólo debemos ser cautelosos.

Pasado un rato, llegaron a un claro del bosque en el que el leñador le dijo tímidamente a sus hijos:

Niños, recojan por acá la leña que puedan. Nosotros les prenderemos una fogata para que no les dé frío. La mujer y yo iremos a cortar leña por los alrededores y luego vendremos por ustedes.

Los niños hicieron lo que se les pidió, pues confiaron en la palabra de su padre. Al mediodía, repartieron el pan para los dos y se lo comieron. Pasado un rato, el cansancio los venció y se quedaron dormidos. Cuando despertaron, se encontraron con que ya había caído la noche.

La pequeña Gretel comenzó a llorar y decía:

¿Ahora cómo volveremos a nuestra casa? No podemos ver nada porque el bosque está muy oscuro. ¡Van a venir las fieras y nos comerán!. Hansel, por su parte, le respondió: Vamos a esperar a que brille más la luna, hermanita. Así podremos encontrar más fácilmente el camino de regreso. Cuando veníamos, marqué un sendero con piedritas.

En efecto, cuando la luna estuvo a mayor altura, las piedritas que el niño había arrojado en el camino, comenzaron a brillar.

Se fueron entonces los dos hermanos, tomados de la mano. Al alba, llegaron a la casa y tocaron la puerta. La madrastra abrió y fingiendo alivio, les dijo sorprendida: ¡Estos niños y su falta de cuidado! ¿Dónde estaban? Ya pensábamos que no querían volver con nosotros. Pero el padre sí se contentó de verdad cuando los vio volver. El remordimiento lo había hecho sentirse muy mal durante todas las horas de la noche.

Años después, hubo otro momento de crisis en el país y la familia nuevamente se encontró en aprietos. La comida volvía a escasear y la mujer le dijo al leñador que no podrían aguantar los cuatro con lo poco que había. Nuevamente resolvieron, a pesar de la negativa del hombre, dejar a los niños a su suerte en el bosque, pero en un lugar mucho más apartado.

Otra vez, los niños escucharon lo que planeaban hacer el leñador y su esposa. Rápidamente, Hansel quiso salir a recoger piedritas brillantes, para aplicar la misma estrategia de la ocasión anterior, pero la puerta estaba cerrada con llave. Cuando Gretel vio que su hermano no había podido recoger las piedras, se asustó, pero Hansel la tranquilizó, al decirle que se inventaría una solución.

Como era de esperarse, a la mañana siguiente, vino despertarlos su madrastra. Esta vez les dio un pedazo de pan muy pequeño para los dos, porque no había más comida. Los adultos indicaron a Hansel y Gretel que llegarían a un claro y los dejarían allí recogiendo leña, mientras ellos iban a talar más.

Ni siquiera se molestaron en cambiar de plan para abandonar a los pequeños. Esta vez, Hansel tomó su pedazo de pan y fue dejando las migajas en el camino.

Todo sucedió como antes. Se quedaron los hermanos en un lugar del bosque junto a una hoguera, pero este sitio era mucho más alejado de la cabaña. El leñador y la esposa les habían prometido volver a por ellos, pero tampoco lo hicieron. Los niños tuvieron que compartir el pequeño pedazo de pan que tenía Gretel para poder aguantar el hambre.

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Después de la larga caminata y el trabajo buscando leña, Hansel y Gretel estaban muy cansados y se quedaron dormidos. Despertaron de noche y nuevamente se vieron abandonados en el espesor del bosque. La niña se asustó, pero confiando en la estrategia de su hermano, le dijo: ¡Querido Hansel, vamos a volver a casa con el camino que marcaste, porque tengo mucha hambre!.

Se levantaron entonces, pues vieron que ya la luna estaba alta, pero cuando comenzaron a buscar el rastro, no lo hallaron.

¡Los pájaros deben haberse comido las migas de pan!. Dijo Hansel, pero consoló a su hermana explicándole que pronto encontrarían el camino. Para su desgracia, no encontraron el sendero al otro día, ni al siguiente. Caminaron sin cesar tratando de hallar el camino de vuelta a casa, pero no lo consiguieron.

Hansel y Gretel estaban al borde del desmayo por tanta hambre y cansancio, cuando de pronto vieron un pajarito blanco sobre la rama de un árbol. Cantaba tan tiernamente que los niños lo siguieron cuando salió volando. El ave se posó a poca distancia de ellos, sobre una casa que se asomaba entre los arbustos. Cuando los pequeños se acercaron, vieron que ¡la casa estaba toda hecha de pan y dulces!

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Hansel y Gretel se emocionaron tanto que utilizaron las últimas fuerzas que les quedaban para llegar hasta la casa. Dieron algunos pellizcos y mordiscos a las paredes y ventanas de la cabaña para comprobar si era comida real. Cuando saborearon los deliciosos materiales de los que estaba hecha la casita, se sintieron en el paraíso.

Al cabo de unos minutos, escucharon que alguien venía de adentro de la cabaña. Se quedaron inmóviles, con las bocas aun llenas de comida, esperando ver quién salía. Apareció entonces una viejecita que abrió la puerta de la casa para ver qué era lo que causaba el ruido afuera.

Cuando vio que se trataba de un par de niños, les dirigió una mirada tierna y les dijo:

¡Qué sorpresa me han dado ustedes dos! Pensaba que las ardillas se estaban comiendo mi casa. Pero si aún tienen hambre, pueden pasar. Les prepararé una comida caliente y deliciosa.

Los hermanitos no dudaron en entrar a la casa con la anciana. Tal como les había prometido, les preparó un banquete y luego les ofreció unas mullidas camas para descansar debidamente. Todo parecía tan perfecto y los niños estaban tan exhaustos, que se confiaron en la viejecita.

Lo que no escucharon, fueron las palabras de la anciana cuando salió del cuarto:

¡Estos niños son tan ingenuos! ¡Si supieran que muy pronto serán parte de mi estofado no estarían tan tranquilos! Su carne debe ser muy tierna, así que los engordaré para hacer una deliciosa comida con ellos…

La magia duró poco, porque a la mañana siguiente, la viejecita resultó tener la agilidad suficiente para cargar a Hansel y encerrarlo en una jaula en un establo cercano. El niño gritó y pataleó, pero no logró escapar. Mientras tanto, Gretel estaba aterrada en la casa cuando vio entrar a la malvada mujer, que le decía: Ustedes los niños creen que las brujas no existimos, pero ¡se equivocan! ¡Porque yo me los devoraré a ustedes dos!

La niña comenzó a llorar, pero la bruja le ordenó que la ayudara a hacer el guiso para engordar a Hansel. Esto sucedió por varios días, ya que la bruja cada vez que iba a ver si el niño había subido de peso, lo encontraba igual de flacuchento.

Fue así, porque Hansel se percató de que era una bruja cegata y se aprovechó de ello. Cada vez que ella venía a tocar sus deditos para comprobar qué tan gordo estaba, el niño sólo le daba a tocar un hueso de lo que había sido su comida.

A la vieja bruja le extrañaba que el pequeño se mantuviera tan flaco a pesar de la buena comida que le estaba dando, así que un día resolvió comerse a la niña. Le dijo: Enciende el horno y luego te pones a hacer el pan. ¡Hoy voy a comer carne de niño!. Gretel no hacía más que sollozar, pensando que era el fin de ella y de su hermano.

La anciana le ordenó entonces que se acercara bastante al horno a ver si ya estaba bien caliente, para meter la bandeja de pan. La niña, muy lista, le adivinó las intenciones a la bruja, por lo que respondió: Pero es que no sé cómo se hace para entrar… Irritada, la bruja contestó: ¡Qué niña más inútil! Hasta yo puedo entrar allí y te lo voy a demostrar para que aprendas.

Se acercó al horno la vieja, de forma que Gretel no perdió tiempo y la empujó hacia adentro. Rápidamente cerró la puerta del horno y le puso el seguro. Eran horribles los gritos de la bruja, pero la pequeña niña salió corriendo a buscar a su hermano y sacarlo de su encierro.

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¡Hansel, Hansel, la bruja está muerta! ¡Nos salvamos!. Gritaba Gretel, emocionada. Al no tener la amenaza de la anciana malvada, los chicos recorrieron la casa. Siguieron comiendo dulces y encontraron cajones llenos de joyas y piedras preciosas. Sin pensarlo dos veces, se llenaron los bolsillos con las gemas y buscaron formas de llevarse más.

Por fin salieron de la casa y emprendieron camino. Rato después, encontraron un río, pero era tan ancho que no supieron cómo cruzarlo. No había puentes ni caminos. De pronto vieron un lindo pato en una de las orillas del río y Gretel se le acercó. Le dijo: Hola patito, mi hermano y yo queremos pasar al otro lado del río, pero no sabemos cómo. ¿Tú podrías llevarnos hasta la otra orilla, por favor?

El patito accedió a trasladar a los niños. Uno por uno, cruzaron el río sobre la espalda del ave. Le dieron las gracias al pato y siguieron caminando, pues ya esa parte del bosque les resultaba más familiar. Al poco tiempo lograron divisar su cabaña. Se emocionaron tanto al verla, que echaron a correr.

Por su parte, el leñador estaba sumido en una profunda tristeza. No encontraba la paz desde aquel día que decidió escuchar a su mujer pedirle que abandonara a sus hijos. Se había quedado viudo también, porque la mujer enfermó de forma repentina y murió.

Cuando este hombre escuchó el golpe en la puerta y vio que por ella entraban sus queridos hijos Hansel y Gretel, fue tal su emoción que rompió en llanto. Se quedaron los tres muy abrazados durante un largo rato.

El leñador les pidió mil disculpas por no ir a buscarlos en el bosque. Los niños, muy contentos, le dijeron a su padre que ya no serían pobres jamás. Vaciaron sus bolsillos y le enseñaron todas las joyas y piedras preciosas que habían traído. Luego de contarle a su padre todo lo que habían vivido en el bosque con la bruja, la familia volvió a abrazarse y el resto de sus vidas lo pasaron felices.

Autores y adaptaciones de Hansel y Gretel

El cuento de Hansel y Gretel es de origen alemán, escrito por los famosos hermanos Grimm. Hänsel und Gretel, en su idioma original, fue publicado por primera vez en 1812. Un dato curioso de este cuento es que, hay algunas ediciones antiguas en idioma español, en las cuales cambian los nombres de los personajes. Así, se ve entonces que los niños se llaman Juanito y Margarita o Pedro y Margarita.

Para el Siglo XIX, fue parte de la Ópera de los Cuentos de Hadas o Märchenoper. El autor de esta ópera fue Engelbert Humperdinck, sobre un libreto también en alemán, escrito por su hermana, Adelheide Wette. En su función de estreno, fue dirigida por Richard Strauss, el 23 de diciembre del año 1893.

El año siguiente, esta obra, repartida en 3 actos, fue dirigida en Hamburgo por Gustav Mahler. Aunque el idioma original es el alemán, hay una traducción al inglés que es la más utilizada en los países de habla inglesa.

Hansel y Gretel también ha sido llevada al teatro, de diferentes formas. Se la ha representado con formato de musical, como también en teatro de títeres. En cualquiera de sus muestras, es un cuento que cautiva a grandes y chicos. Aquí puedes ver más historias, con estos 3 cuentos cortos de los hermanos Grimm.

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La industria del cine no se ha quedado atrás. También hay varias adaptaciones de Hansel y Gretel en la pantalla grande. Una de las más populares es la película del 2013, titulada Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas. En esta cinta, los hermanos ya son adultos y se ganan la vida trabajando como cazarrecompensas.

Pero ellos tienen la ventaja de una amplia experiencia, desde aquel día de su infancia cuando lograron acabar con la bruja que quería comérselos en la casita de dulce. Por eso se empeñan en ir tras cada bruja que atormente los bosques y pueblos de su tierra y se ven inmersos en emocionantes aventuras.

Más reciente es la entrega que hizo el director Oz Perkins de Gretel y Hansel. Tal como va en el título, esta película le da mayor protagonismo a la niña del cuento. Las críticas indican que es una adaptación bastante terrorífica del cuento, así que seguramente no debas verla con los niños.

Sea como fuere tu preferencia por el famoso cuento de los hermanos Grimm, las opciones sobran. Así que deja volar tu imaginación y creatividad para disfrutar de esta clásica historia, ya sea solo o con tus hijos.

Hansel y Gretel

¿Qué enseña este cuento?

Son varias las enseñanzas y valores que deja el cuento de Hansel y Gretel. A través de esta historia puedes enseñar a los más pequeños de la casa, la importancia de la fraternidad y el apoyo fiel entre hermanos. Cada vez que uno de los dos se sentía asustado o tenía algún problema, el otro lo ayudaba a superar esa situación.

También es importante evidenciar la valentía. A pesar de las dificultades como el hambre y el abandono, los dos hermanitos lograron ser valientes y buscar el camino de vuelta a su hogar. Incluso cuando no lo lograron en el primer intento, no dejaron de seguir con su búsqueda. Eso es perseverancia.

El ingenio también tiene un papel importante en este cuento. Se aprecia cada vez que Hansel se las arregla para buscarle solución a la amenaza de abandono de los adultos. Y cuando Gretel estaba más asustada porque la bruja la iba a arrojar al horno, también fue muy lista al adelantarse a las malas intenciones que tenía la anciana y usarlo a su favor.

Otro aprendizaje que es necesario resaltar de este cuento es el de no dejarse llevar por las apariencias. Por esto de que muchas veces engañan. Eso fue lo que les sucedió a Hansel y Gretel con la dueña de la casa de dulce. Al principio la vieron como una amable viejecita, hasta que fue muy tarde y ya estaban atrapados por una malvada bruja. Por suerte para los protagonistas de esta historia, lograron salvarse.

Si prefieres hacer una versión del cuento más amigable para los niños, puedes hacer una adaptación. En muchos sitios web y publicaciones para niños pequeños, se omiten los detalles de la muerte de la bruja. También se cambia la presencia de la madrastra malvada por una madre amorosa que recibe a los niños con alegría cuando estos vuelven del bosque.

En esta versión, los niños son dejados en el bosque con la esperanza de que alguien más los encuentre y les dé el alimento y cuidado que necesitan. Recuerda que si eres tú quien lee el cuento, puedes modificarle los detalles, para que sea más agradable para tus pequeños. Te dejamos por acá también una lista de diferentes cuentos de hadas para que disfrutes en familia.

Importancia de leer cuentos a los niños

Hay quienes piensan que leer cuentos es sólo para las noches, antes de dormir. A otras personas les resulta una actividad aburrida. Pero existen también quienes los disfrutan un montón. Lo cierto es que leer cuentos es muy importante, sobre todo en la etapa de la infancia, pues ayuda a desarrollar la imaginación, el lenguaje y la atención.

Cuando se trata de cuentos de hadas, como éste de Hansel y Gretel, los niños se entretienen con la lectura y al mismo tiempo aprenden. Esto también les ayuda a explorar mejor sus emociones al sentir más afinidad hacia algún personaje o rechazar a otro. Por si fuera poco, a través de estas historias, se inculca también el amor por los libros.

Como se mencionó antes, puedes realizar una adaptación del cuento de Hansel y Gretel que sea más acorde a la edad de tus niños, o los detalles que les quieras dar a conocer. Igualmente, si consigues los cuentos en materiales diferentes al papel, también debes ver cuál puede ser más adecuado y atractivo para tu pequeño.

Hacer un ejercicio diario de lectura de cuentos puede ser un excelente hábito para compartir con los niños. Si te quedas sin historias, puedes inventar unas propias o que surjan del día a día. Otra buena idea es pedirle al niño que te ayude a crear un cuento. Mira estas recomendaciones para el momento de leer un cuento:

  • Nombrar las cosas que aparecen en cada página del libro. También puede leer unas líneas, si ya el niño sabe hacerlo.
  • Crear un horario para la lectura y respetarlo. Esto forma parte de establecer hábitos y rutinas.
  • Como padre, representante o cuidador, es mejor que leas el libro o cuento antes de narrarlo a los niños. Así sabrás bien de qué va y si es adecuado para los infantes. Esto también te permitirá actuarlo mejor, para hacerlo más divertido.
  • Es muy importante que leas con la mejor disposición y paciencia. Recuerda que muchas veces los niños suelen interrumpir y hacer preguntas durante la lectura, así que no te desesperes.
  • A medida que vayas haciendo más lecturas, te darás cuenta de los temas preferidos de tus niños. Así podrás escoger historias que contengan esos elementos.
  • Si te faltan cuentos o quieres darle un toque diferente a la actividad, puedes valerte de crear historias con fotos familiares o imágenes. Prueba involucrar al niño en esto.

Hansel y Gretel

Para finalizar, te recordamos que cualquier actividad que te permita compartir un momento agradable con tus hijos o tu familia, es importante. Así que no le restes valor a los minutos que pases leyendo un cuento, jugando o enseñándole algo a tus niños.

Atesora esos instantes cada vez que ocurran. Si eres de los que prefieren los cuentos clásicos, ¿qué te parece otro que tenga brujas, hadas y divertidos amigos? Mira acá el cuento del Mago de Oz.

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