Derecho a un nombre, lo que nos hace diferente de otros

Los derechos humanos constituyen un tema universal, por tratarse de una circunstancia que atañe a todos los seres que habitan en el planeta. Preservarlos es un reto, a que,  las relaciones entre los hombres depende de esto. Uno de ellos lo representa el derecho a un nombre.

¿Por qué es universal el derecho a un nombre?

No basta con sentirnos pertenecer a la raza humana, este sentimiento de pertinencia abarca un sinnúmero de ámbitos que están íntimamente ligados a la existencia del ser; el primero de ellos se circunscribe a variables de carácter psicológicas, es decir, ¿Quién soy? Otra pregunta que cabe en esta circunstancia es ¿por qué estoy en esta parte del mundo?

Estas interrogantes de carácter psicológicas que rayan en lo existencial, durante las primeras épocas de la existencia del hombre, se respondían dándole un carácter cosmológico, es decir, vinculados a elementos de la naturaleza. De allí la expresión, somos seres de agua, seres de maíz, del sol, de la tierra entre otras expresiones. Dichas reflexiones luego fueron incrementadas, asociando la identidad del ser a cierta región al oficio que realizaba el individuo.

De esta manera, surge la idea hombre sacado, el navegante, el sanador como términos para referirse a la existencia del ser humano. Luego, al complejizarse las relaciones sociales y  generando las primeras formas organizativas de los grupos, se presentan nombres que aluden a individuos en función de su rol social, el jefe, el soldado, el productor, el brujo y una expresión para él que hacia cumplir las leyes en épocas tan rudimentarias .

Pero en la medida que se afinan las relaciones sociales, con la idea de lograr grupos humanos mejor cohesionados, procurando intercambios entre las personas más representativas de la especie, nace la referencia al ser, de acuerdo a los lazos de dependencia entre los mismos seres humanos. Es frecuente observar expresiones como, el soldado del rey (lancero), para señalar la identidad de una persona que maneja una lanza y depende del rey.

derecho a un nombre

Otro ejemplo, sería el jinete de la torre, para indicar a una persona que poseía un caballo y vivía en una zona donde había una torre o torres. Esta  expresiones aluden también a los nexos entre las personas y la zona geográfica donde hacen vida, por ejemplo, al herrero se le llamaba , herrero de alguien; siempre buscando el ser humano una calificación, una denominación que dibujara su realidad, es decir, un nombre  que testimoniara su existencia.

En la medida que el hombre fue logrando más estructura social y resolviendo necesidades básicas de sobrevivencia, la lógica cultural  que implica este hecho generó fenómenos como la religión, la cual ha servido como fuente para indicar o referenciar la existencia de los seres humanos. ¿Cuántas personas en el mundo poseen el nombre cristiano de María o José?

Estas reflexiones  sirven de fundamento a las distintas consideraciones legales que surgen en el mundo, que tratan de expresar la importancia individual  y colectiva de poseer un nombre que identifique a la persona, distinguiéndola de otra. Es así, como la Organización de las Naciones Unidas,  institución creada en 1945, entre sus muchas declaraciones, que atañen a los derechos universales del hombre, plantea el derecho humano universal de poseer un nombre.

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Pero no solamente un nombre, es también importante poseer un apellido y una referencia objetiva certificada del sitio de nacimiento, la fecha en que ocurrió el suceso, el sexo,  y las personas que dicen ser los padres de la criatura. Esta consideración surge no solo para satisfacer un necesidad existencial, es decir, conocer ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿quiénes son mis progenitores?

Al respecto, La causa que fundamenta la preocupación generalizada planetaria por la designación de un  nombre que identifique al ser y a la vez establezca la diferencia entre otros seres humanos, tienen condicionantes de diversos matices sociológicos, legales, institucionales, sanitarios, que confirman la necesidad de legislar  en torno al hecho.

Al respecto, se puede afirmar que  la materialización en la sociedad, del derecho a un nombre, se expresa mediante el acto civil,  que viabiliza la certificación del nacimiento del  niño ante el Registro respectivo de  su localidad. De esta manera se garantiza, su derecho humano a un nombre.

Importancia social del registro de nacimiento

El documento que referencia todos los datos que sobre  el   nacimiento de un niño, es lo que permite iniciar su proceso caracterización e individualización. Este documento contiene: El nombre y el apellido que lo distingue de otras personas, además de otros datos como: el nombre de sus progenitores, el lugar y fecha  de nacimiento, hora, sexo. El registro de estos datos, dada su importancia debe efectuarse inmediatamente al nacimiento.

El registro de nacimiento genera varias consideraciones relevantes: el primero sucede cuando el estado reconoce la existencia legal del niño, y los derechos que conlleva al ser ciudadano menor de edad y de ese país; además al señalarse los padres se certifica los lazos de consanguinidad que existen entre ellos, implicando esto las responsabilidades legales que se establezcan.

derecho a un nombre

Con el registro civil que materializa el derecho a un nombre, el niño  comienza  a ser considerado ciudadano de un determinado país, adquiriendo en esta circunstancia la protección legal previstas en sus leyes, que acarrean un cumulo de derechos que lo amparan como por ejemplo derecho de salud y a la educación.

Así, como también los padres adquieren responsabilidades de carácter legal. Existen preceptos legales previstos en los códigos civiles de los respectivos países, que establecen deberes bien precisos de los padres hacia los hijos,  su incumplimiento desemboca en responsabilidades de tipo penal. Un padre que incumpla sus deberes paternales de atención al hijo corre el riesgo de ser sancionado legalmente.

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Registro civil y ciudadanía

A partir del derecho al nombre que un ciudadano, adquiere cuando es registrado civilmente, también asume ser considerado miembro de una nación y regido por un  estado .El registro civil, permite que el individuo se ubique dentro de lo que se conoce como gentilicio ciudadano,  al certificarse  que su nacimiento ocurrió, efectivamente dentro de los limites geográficos considerado patrimonio de una nación.

Ya establecida  la condición ciudadana del niño, esta situación denota la determinación de lo que se denomina nacionalidad. El niño al nacer adquiere en primer lugar la nacionalidad de los padres, constituyéndose esto, en un vínculo de sangre. Pero también obtiene la nacionalidad del sitio o lugar donde haya nacido. .Por nacimiento o por residencia, en cualquiera de los casos, se le garantiza el derecho a un nombre.

Un niño puede tener derecho a varias nacionalidades, la de sus padres  y la del lugar donde nació.  Este tipo de detalles, son objeto de comprobación en el registro civil, donde se verifican los datos registrados en dicho documento. Por ejemplo un niño que nazca en Ecuador, hijo de padre japonés y madre peruana, tendría derecho a tres nacionalidades.

Ser reconocido legalmente como miembro de un país, el cual le otorga al niño, una cantidad de derechos y deberes, como miembro de esa sociedad, permite que el proceso de socialización de éste, se cumpla sin el menor trauma posible, ya que gozará de los beneficios contemplados en las distintas leyes que protegen al menor de edad de ese contexto.

La probabilidad de éxito personal de un niño de reconocida identidad por su país, es bastante alta, ya que las garantías sociales básicas están aseguradas, así como los padres también gozarán de la protección social planteada en las normas constitucionales. Esta situación es tan importante, ya que un menor de edad con identidad, a pesar de haber cometido un delito  por ejemplo, siempre estará protegido amparado en su condición de menor, de ese país.

En caso de que el niño carezca de identidad, es decir, de un nombre que lo distinga, por ausencia de un registro civil que certifique su nacionalidad, corre el riesgo de total desamparo social, podría incluso, ser juzgado como mayor de edad, con las peligrosas consecuencias que  esto significa; pudiendo además ser objeto de explotación laboral, al carecer de papeles que lo identifiquen.

derecho a un nombre

Cuando a un niño, por alguna razón se le niega su derecho a un nombre, y no posee ningún registro de su existencia, se le está condenando a la peor condición de marginalidad posible, se le está colocando al margen de los más elementales derechos, que le permitirían desarrollar sus potencialidades  y lograr un nivel de vida digno.

Un niño al que se le niega el derecho a un nombre,  se le está condenando a la inexistencia; y de esta manera, al perjuicio psicológico de no sentirse perteneciente a nada. En esta condición, sus posibilidades de socialización, incorporación a la escuela, un trabajo,  y derecho a la salud entre otras, son prácticamente nulas.

La denominación que universalmente se utiliza para designar a los niños sin identidad y en consecuencia sin ciudadanía y nacionalidad, se conoce con el nombre de apátrida. Al respecto existen varios factores que permiten tipificar a los niños bajo la condición de apátrida; la más conocida se refiere,  a aquel niño que carece de registro civil  que lo identifique.

Otra, se produce cuando el Estado por alguna razón, no reconoce o no permite que el individuo obtenga papeles de identidad. Las causas pueden ser de diverso orden, políticas, económicas o sociales. Por ejemplo, se tiene como norma el algunos países cobrar un impuesto a aquella persona que requiera obtener papeles de identidad, al no tener dinero para honrar este compromiso, la persona queda en condición de apátrida

La condición de apátrida toca la situación geopolítica universal, se da el caso de una región del planeta que no es reconocido su estatus de estado autónomo por ningún país del mundo, las personas que nacen en este país, niños o adultos, no se les reconoce su nacionalidad,, por lo tanto,  caen en la situación de ciudadanos  apátridas.

Ser un apátrida, no siempre depende de los factores antes señalados, un fenómeno bastante común típico de zonas en conflicto, con grandes desplazamientos humanos, o con niveles de pobreza extrema, donde la población carece de condiciones mínimas, para efectuar el registro civil de los niños, genera  ciudadanos apátridas, así como también la ignorancia y la falta de conciencia respecto a la importancia de realizar este acto.

A continuación se presenta un video relacionado con la importancia del derecho a un nombre, en particular de los niños.

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