Cuentos de Halloween, interesantes relatos de miedo y más

Te traemos una selección de cuentos de Halloween para que disfrutes en familia durante esta fecha especial. Pero como no son tan tenebrosos, igual podrás narrarlos en cualquier momento del año. ¡Atrévete a llenar de misterio y emoción la velada con tus niños, con estos cuentos de Halloween para todas las edades!

Cuentos de Halloween

¿Qué es el Halloween?

Se trata de una celebración de origen celta, en la que se creía que los espíritus podían hacerse presentes en el mundo de los vivos. Se celebra la noche del 31 de octubre, justo antes del día de Todos los Santos, cada 1 de noviembre.

Actualmente, miles de personas alrededor del mundo, pero sobre todo en los Estados Unidos, celebran Halloween. Para ello se disfrazan con atuendos de brujas, zombies, fantasmas y demás seres terroríficos. También se estila que los niños pidan dulces en las casas, pero si no los reciben, entonces harán una travesura o truco para el anfitrión.

Como parte de las celebraciones de esta fecha, muchas personas hacen fiestas o reuniones en las que hay decoración alusiva a historias de terror. Muchas personas se divierten narrando cuentos de Halloween, para todas las edades. Por eso, te traemos esta selección de historias terroríficas que puedes contar a tus hijos. Mira aquí muchos más cuentos de terror cortos para niños.

Cuentos de Halloween

Cuentos de Halloween: La casa del pueblo

Esta es la historia de una familia que, aburrida de vivir en la ciudad, buscaba un lugar más agradable y tranquilo. Los padres querían un lugar cerca de la naturaleza, donde su pequeña hija pudiera correr y jugar con libertad.

Luego de buscar ofertas de vivienda, encontraron una enorme mansión en alquiler, a las afueras de la ciudad. Se sorprendieron porque el precio era muy bajo, sin embargo lograron mudarse al poco tiempo.

Transcurridas unas semanas de que la familia vivía en la enorme casa, un vecino de la zona pasó por allí y les comentó que esa casa estaba embrujada. Por eso su precio era tan bajo, porque nadie quería vivir en una mansión en medio del bosque habitada por fantasmas. Los nuevos inquilinos no le dieron importancia a este comentario y siguieron con su vida.

Cuando ya tenían más de un mes viviendo en la mansión, la niña se acercó un día a su madre muy contenta. Le dijo: ¡Mami, el señor José me contó hoy una historia muy buena!. La madre le preguntó con recelo a la niña: ¿Y quién es ese señor José?

La pequeña contestó: Pues el jardinero, mami. Me quedo hablando un rato con él todos los días. Siempre me cuenta historias muy interesantes sobre este lugar y sus habitantes. La madre seguía sin entender de quién estaba hablando la niña y volvió a preguntarle: ¿Pero qué jardinero es ese, cariño?

El jardinero que está allí limpiando la maleza de la entrada, mami. ¿Acaso no lo ves?. Dijo la niña con sorpresa. La mamá, mientras tanto, se ponía pálida y decía en voz baja: Pero es que nunca hemos tenido jardinero…

Al asomarse a la entrada de la casa, vieron que había un montón de ramitas y hojas dispuestas en una pila junto a la pala y el rastrillo. Ese mismo día, la familia decidió que no era buena idea seguir en la casa y arreglaron sus maletas. Se fueron y no volvieron más.

Cuento de la nieta

Marta era una niña que se dirigía a su escuela una mañana, como de costumbre. Iba pensando en muchas cosas, hasta que de pronto vio a un lado del camino a una niña que lloraba. Se trataba de una chiquilla de corta edad, que usaba un vestido blanco muy bonito, junto con una chaqueta roja. La pequeña lloraba desconsoladamente y nadie más parecía notarla.

Marta pensó en seguir su camino, porque si se quedaba averiguando qué le pasaba a la niña, iba a llegar tarde a la escuela. Sin embargo, se conmovió y decidió preguntarle a la nenita qué le ocurría. La niña contestó que estaba perdida y no lograba llegar a su casa. Marta pensó que lo mejor que podía hacer era ayudarla a volver a casa.

Yo voy a mi escuela, pero puedo acompañarte primero a tu casa, para que ya no estés triste. Después explicaré por qué el retraso. Le dijo Marta a la niña. Ésta le había dicho que no sabía exactamente dónde estaba su casa, pero que justo en la entrada había un gran árbol que tenía flores durante todo el año. Marta supo de inmediato de qué árbol hablaba la niña, pues estaba en su camino diario.

Cuentos de Halloween

Los vecinos decían que en ese lugar vivía el viejo Merlín, un señor al que apodaban así por su larga barba y melena. Marta y la niña llegaron caminando hasta el lugar indicado y se despidieron en la entrada. Cuando ya venía re de regreso a la escuela, Marta se percató de que se había quedado con la chaqueta roja de la niña. Decidió entregarla cuando volviera a casa por la tarde.

Al salir de la escuela, Marta pasó por la casa del viejo Merlín y tocó la puerta. Se asomó el anciano y le preguntó: ¿En qué puedo ayudarte, jovencita?. La chica respondió: Señor, sólo vine a devolver la chaqueta de su nieta, que esta mañana la acompañé a casa, porque se había perdido.

El viejo miró la chaqueta y luego con voz triste le dijo a Marta: Esa hermosa chaqueta era de mi nieta, pero ella murió hace muchos años. Salió de casa en Halloween, con su vestido blanco y su chaquetita, pero nunca más volvió…

Cuentos de Halloween

Cuentos de Halloween: El juego del escondite

Cierta noche de brujas, un par de hermanos decidieron que era mejor quedarse en casa viendo películas, que salir a alguna fiesta. Sus padres, al contrario, sí salieron a visitar a algunos vecinos para escuchar cuentos de Halloween. Luego de un rato frente al televisor, los hermanos propusieron jugar al escondite, como solían hacer. Mira otro cuento de brujas y niños con Hansel y Gretel.

El menor fue a esconderse mientras el otro contaba. Cuando terminó el conteo, el hermano mayor comenzó a buscar en los lugares donde su hermano se escondía habitualmente. No lo consiguió. Buscó y buscó, comenzando a fastidiarse. De pronto escuchó unos ruidos que parecían salir del guardarropa de su habitación.

¡Ajá, te encontré. Sal de ahí! Gritó el joven, pero nadie abrió la puerta. Luego de unos segundos sin que nada sucediera, el chico decidió sacar él mismo a su hermano, así que abrió el armario y buscó entre las ropas. Como no lograba agarrar nada que pareciera ser su hermanito, se inclinó un poco más. En ese momento sintió cómo una mano fría le agarraba con fuerza la mano, tirando de ella.

¿Qué te pasa? ¡Suéltame! Empezó a gritar el chico, pero justo en ese momento escuchó la voz de su hermanito detrás de él diciendo: Hermano, pensé que ibas a encontrarme. Cuando ambos niños vieron que algo más tiraba desde el clóset, gritaron con terror y se ayudaron para zafarse. Cerraron con fuerza la puerta del armario y vieron cómo unas huellas de dedos quedaban sobre la mano del hermano mayor.

Pasaron los años y cada noche de Halloween, los hermanos podían escuchar sonidos extraños procedentes del armario que nunca más volvieron a abrir.

Halloween tiene miedo

Las fiestas de todo el año hicieron una reunión secreta para darle una sorpresa a Halloween. Esto fue idea de su hermana del día siguiente, la fiesta del Día de Todos los Santos. Para agradar y sorprender a Hallowen, todas, excepto Año Nuevo, que era la menor, decidieron colaborar.

Buscaron en los cuentos de Halloween las cosas que le gustaban, como esqueletos, calaveras, murciélagos, calabazas y dulces para decorar el lugar.

Ya caída la noche, las fiestas esperaban la llegada de Halloween, pero cuando por fin sucedió, no fue como esperaban. La conocida como la fiesta más tenebrosa entró corriendo y gritando con espanto: ¡Auxilioooo, esa cosa de allá afuera me quiere comer!

Cuentos de Halloween

Las demás fiestas, que eran todas miedosas, dejaron de lado la sorpresa y fueron a atender a Halloween. Le preguntaban qué era lo que había afuera que tanto miedo le causaba, justamente a ella, la más valiente. Ésta respondió: Es una criatura enorme y roja, ¡seguro que se ha comido ya a mucha gente!

Mientras tanto, Año Nuevo estaba sin supervisión y decidió salir a la calle. Halloween lo pilló por la ventana y exclamó: ¡Ay, no! ¡Ahora se va a comer a Año Nuevo! ¡Tenemos que hacer algo!

Hubo un relámpago en el cielo y el lugar se iluminó por un instante. Pero fue lo suficiente para que se notara la enorme figura que estaba afuera, cuando Navidad dijo: ¡Pero si es nuestro tío! Y salió a abrazarlo también. Al cabo de unos minutos, entraron Navidad y Año Nuevo entre carcajadas con la enorme figura.

Ante la mirada de espanto de Hallowen, las otras fiestas le dijeron: Este es nuestro tío Santa Claus, Halloween. No le tengas miedo. Se viste de rojo para que lo reconozcan, tiene una gran panza porque come muchos dulces en cada casa del mundo y sus largas barbas son porque ya está muy viejito. Y el enorme saco es sólo para guardar los regalos.

Halloween todavía dudaba y preguntó: ¿Entonces por qué le oí decir Ja, ja, ja, te voy a comer?. A lo que el señor Santa Claus le dijo: Jo, jo, jo, pequeña Hallowen, yo lo que digo es «Feliz Navidad», jo, jo, jo! Para la próxima deberás limpiarte los oídos.

Halloween se sintió apenada, pero luego se calmó y todos comenzaron a reírse. En ese momento, la Navidad le dijo con cariño: ¿Ves, prima? Es como tú misma dices, que lo que más nos asusta, suele estar sólo en la imaginación.

Si quieres más cuentos para compartir con tus hijos, puedes darle un vistazo a este cuento La Ratita Presumida.

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